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No me lo compré, lo leí en Amazon. |
Escuché hablar de este libro,
Diseño Universal para el Aprendizaje: Educación para todos y prácticas de Enseñanza Inclusivas, en un Claustro, hace unos días. Cuesta no menos de 16 euros allí donde lo busques, pero hay posibilidad de leerlo gratis con Kindle Unlimited, y así fue que lo leí.
El DUA pretende ser una forma de diseñar el currículum escolar cuya principal característica sería que, desde el vamos, habría que incluir a todos y todas en él, nada de curvas de Gauss ni de milongas.
¿Por qué hay tanta gente extasiada con lo que sale de los EEUU, a nivel pedagógico? Ni idea. Yo no soy un experto en esos menesteres, pero los yanquis no parecen, a priori, los adaladides de la educación inclusiva.
Según los autores, y basado en lo que viene a ser la neurociencia, cuando se aprende hay tres redes neuronales que se activan, juntas o por separado: la del reconocimiento, la de las estrategias y la afectiva. Si se activan estas redes, enseñar y aprender se vuelve más fácil. A mí, según he leído en algún manual de Retórica, me parece que ya esto lo tenían claro los oradores. Pero no tenían a la neurociencia de su lado, por supuesto.
No me gustó que no estuviera clara la ligazón de dependencia entre la práctica en el aula y la Administración. O sea, miremos los currículos que bajan desde la Administración, son mamotretos
bestiales, inabarcables, fríos, antipedagógicos, pretenciosos, ridículos, delirantes, imposibles y, además, de obligado cumplimiento, que para eso son una ley primero y decretos después.
Tampoco dice nada acerca de que la meritocracia son los padres. O sea, es un manual cuyo currículum oculto más obvio es que todo aquello que sucede en el aula es pura y exclusiva responsabilidad del docente que hay en ella, porque el contexto no existe. Y si eso que sucede es algo malo, pues las
típicas frasecitas despreciativas que los autores de este tipo de obras suelen escribir desde su atalaya académica, a buen resguardo de la escuela.
Supongo que todos hemos ido, alguna vez, a una charla o presentación de una empresa de ventas, piramidal o no. Parece un rito de iniciación. Vas, te convencen de que ganarás muchísimo dinero, te lo creés o no te lo creés, pero lo importante es que quedes convencido de que si no has ganado muchísimo dinero la culpa es tuya.
Ya Raymond Carver se ocupaba de eso. Con el DUA lo que hay que hacer es convencerse de que todo el alumnado de una clase, desde quien podría explicarte a vos los ejercicios de matemáticas o toca un instrumento mejor que vos hasta aquellos que aprenden las vocales una y otra vez, porque al día siguiente se les olvidan, pueden aprender
exactamente lo mismo. Y si no aprenden lo mismo la culpa es tuya, porque sos un mal maestro y peor persona. Pero el futuro es tuyo, si aplicás el DUA el futuro es tuyo, porque la utopía no es tal, y no deberías aspirar a otra cosa que ser realista y pedir lo imposible si querés seguir pudiendo mirarte al espejo por las mañanas.
Hay cosas interesantes que muestran los autores, en las primeras páginas. Por ejemplo, cuando habla de la Arquitectura, es muy interesante la forma en que, cuando se diseña pensando en todo el mundo, resulta que la utilidad de eso diseñado se expande, y la gente le encuentra nuevas utilidades. Cosas como que, si se emite una película con subtítulos para sordos, resulta que no es ésa la única utilidad a ese diseño inclusivo desde el principio, porque habrá mucha más gente que los aprovechará (por ejemplo, quienes están estudiando un idioma, quienes quieren ver la tele sin molestar a alguien que duerme, etc.). O que las rampas, pensadas para quienes sufren dificultades en su movilidad, resultan ser utilizadas también por quien lleva un carrito de bebé, una carga pesada de cualquier tipo, etc. Es decir que pensar en todo el mundo desde el principio compensa, los beneficios se ramifican exponencialmente. Y que somos iguales en nuestras diferencias.
Es interesante y útil el hincapié que hace en el hecho de que siempre hay que pensar en las mil formas que existen de aprender los contenidos, primero, y demostrar que se los han adquirido después. La importancia de la flexibilidad. Puede ser una trampa, si no se lo hace seriamente, pero es fundamental. Por supuesto los talibanes de la
cultura del esfuerzo se agarran la cabeza con esta forma de trabajar, pero si se tiene claro de por qué se hace lo que se hace, tiene sentido.
En fin. Otro libro de Educación que me he metido entre pecho y espalda.
Aquí se le puede pegar un buen vistazo a este tema.
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Tomado del PDF. Muy útil a la hora de programar. |