sábado, 19 de mayo de 2018

Bibiana Collado Cabrera: COMO SI NUNCA ANTES

Me lo compré en una librería de segunda mano,
en línea ella.
Como si nunca antes es uno más de los varios poemarios que Bibiana Collado Cabrera, poeta valenciana, ha ido publicando hasta ahora en una carrera que parece bastante evidente que será larga y fructífera. Éste, dejando de lado poemas sueltos leídos o escuchados aquí y allá, es la primera obra suya que he leído. Si me preguntan, y si alguien se da por aludido, contestaré que ando bastante desesperadito por leer El recelo del agua, farcido de poemas más extensos y con la vida puesta en la memoria, por lo que he podido ver.

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A partir de una segunda lectura, casi consecutiva, es que las piezas engranan en el poemario de Bibiana Collado, según lo veo yo. Lo que pasa es que Como si nunca antes es una lectura exigente, de estar en lo que estás —ahora lo llaman mainfulnes—, y como te descuides habrán pasado varias páginas de enterarte poco de qué va el asunto. A mí me paso, por ejemplo y a lo bestia, cuando he leído "¿He dicho que te quiero?" sin percatarme del título. No, no era un arrebato posmo del tipo "de tan malo/trillado es bueno/original" lo que acababa de leer. Para nada.

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Como si nunca antes se interna por dentro de la piel de sus personajes. Insistentemente. Una resonancia puntualmente gore se te prende a los ojos en la repetición de los tendones, las vísceras o las venas como material poético. Las sábanas, rencorosas, húmedas de sudor y de agua, manchadas de cal, de ceniza, aferradas a la metástasis o cargándose el crecimiento personal de la autora de una manera cruel, embrionaria.

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Quienes, como yo, hemos sido más y menos posmos en nuestra vida —yo he sido Generación X, pardiez, y Generación X una vez, Generación X para siempre—, sabemos que, a pesar de lo convencidos que estamos de que nada es verdad ni mentira, de que vemos que todo es mentira, de que vemos que nada es amor, si hay algo que nos obsesiona, que nos calienta la sangre, es la verdad, aunque debería ser la mentira. Y es que las formas de la mentira, bajo los ropajes de la falsedad, del cinismo ajeno —que siempre asociamos a la imbecilidad—, nos activa la carótida como sólo se la activa a quienes creemos en la Verdad por encima de todas las cosas. Así pues, la poeta dedica algunos de sus más agresivos versos a quien, definiéndose poeta anterior, se reivindica feliz y, por eso, más nunca poeta.

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¿Y por qué se llama Como si nunca antes? Es el título del último poema, el que cierra el libro y, de alguna manera, parece que lo impugna. O no.

A mí me encanta meterme en el berenjenal absurdo de intentar musicalizar poemas (el genio o la genia que se le ocurrió la valiente ocurrencia de afirmar que la vara de medir calidades de las letras de las canciones es recitarlas sin la música, y a ver qué pasa, nunca se puso a pensar que ésta suele ser una tarea tan sin sentido como musicalizar poemas) y bueno, "Como si nunca antes" se presta muy bien para ponerle música. Es contundente y ambivalente, es decir, es inspirador. Y estoy seguro de que podría ser cantado como una canción de amor. Algo extraña, pero de amor.

Pero, sin embargo, nada más lejos. "Como si nunca antes" no viene a impugnar a Como si nunca antes, aunque al principio puedas comerte esa idea con patatas.

"Como si nunca antes", el poema, culmina el andar hacia el pesimismo de las páginas precedentes. Y es, para mí, imposible no hacerlo conversar con "La mentira", en el que la poeta recrimina la felicidad como coartada de algún alguien para no ser poeta. Tanto tiempo después, la felicidad es una venganza y forma parte de una impostura.

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PD) Esta reseña no puede terminar con la palabra "impostura", che, no nos pongamos bestias e injustos. Reafirmo, pues, las ganas que tengo de leer El recelo del agua. Por temas y tratamiento —que es, ni más ni menos, que de lo que se trata.

sábado, 5 de mayo de 2018

Erri De Luca: IL TORTO DEL SOLDATO

Lo compré en una librería.
Hay traducción al castellano, por supuesto.
Desde hace un tiempo hay una novela, I pesci non chiudono gli occhi, que quería leer después de no sé qué reseña que me crucé por ahí que la recomendaba por cosas que me parecieron recomendables. Hace un tiempo, también, que me regalaron una traducción al catalán de esta novela, que tengo todavía en mi mesita de luz y que me resistía a leer, precisamente, porque estaba traducida. Pero ahora me parece que caerá, traducida y todo.

No recordaba el nombre del autor de I pesci, y creo que cuando me compré este libro tampoco es que los relacionara para nada, era simplemente un libro más en italiano para meterme entre pecho y espalda, cortito y de tema que puede interesarme, como a mí me gustan si los leo en italiano.

En seguida me enamoraron algunas cositas de esta novela, eso que se llaman hallazgos en los escritores nóveles, que De Luca no lo es, por supuesto. Reflexiones en torno a la verdad, su relación con ella si se es omnipotente o escritor, esas cosas. Bastante frase bonita.

La novela se estructura en dos secciones, se equilibra en paralelismos. En la primera sección, una especie de alterego del escritor nos cuenta que está traduciendo del yiddish una novela relacionada con el Holocausto. En la segunda, la hija de un criminal nazi huido a la Argentina nos cuenta su vida y la de su padre.

De un tiempo a esta parte hay muchísimos escritores que gustan construir sus textos en forma de espejo, haciendo que elementos de toda condición vuelvan a aparecer, transformados o no, equilibrando el asunto. En Il torto del soldato hay bastante de eso. Cosas como "la pura verdad" son dichas por personajes judíos perseguidos y por nazis perseguidos. La hija del nazi decide esterilizarse a sí misma para que no haya ninguna posibilidad de transmitir nada de la personalidad de su padre, es decir, se aplica a sí misma una técnica eugenésica, como hacían los nazis. La hija del nazi, a pesar de compartir la mentira en la que vive junto a su padre, a pesar de vivir oculta junto a él en tanto al abrigo de las miradas ajenas que lo buscan para, descubriendo su verdadera identidad, juzgarlo y condenarlo, se gana la vida como modelo al natural, es decir, desnuda ante las miradas de los estudiantes que la pintan. El nazi se obsesiona con la kábala, que es un arte adivinatorio judío basado en la palabra, y sella su destino a partir de la fortuita lectura de una palabra en yiddish de entre los papeles del escritor, en el fortuito encuentro que sucede entre ambos y que concluye la primera sección. El mismo título de la obra, "el crimen del soldado", remite a la pugna entre dos visiones encontradas. Esas cosas.

No parece, De Luca, un autor al que haya que dejar de leer, la verdad. En la mesita de luz me espera Els peixos no tanquen els ulls. Caerá.