sábado, 30 de agosto de 2025

Stephanie Land: MAID

Lo compré en Amazon o Iberlibro.

Maid
salió en los EEUU en 2019, es la autobiografía novelada de Stephanie Land, que cuenta su supervivencia en condiciones socioeconómicas terribles. Cría a su hija sin apoyo familiar, cuando no franco boicot; trabaja, destrozando su salud física y mental, como empleada doméstica por un sueldo ridículo; depende de ayudas del gobierno para no caer en la absoluta indigencia.

La novela muestra muy bien lo que es estar solo cuando se es pobre. Los sujetos sujetados que la juzgan cuando paga en el supermercado con talones de comida tiene bien aprendido cómo comportarse y qué decir, que siempre es lo mismo: un "De nada" asqueroso y autocomplaciente, diseñado para hundir moralmente a quien lo escucha y para anular la empatía del agresor, que puede incluso pertenecer, perfectamente, a la misma clase social que la agredida, pero da igual, toda vez que el generoso agresor está alienado. 

La protagonista nunca sabe cómo actuar o qué responder ante la criminalización de su pobreza, y eso es porque está sola. No milita en un partido político ni en un sindicato, no tiene redes que la ayuden a enfrentar con éxito el argumentario reaccionario, y está a merced de las bestias adiestradas como perros de pelea que la obligan a ser cómplice de su propia opresión. 

Al final, la salida individual. El universo conspira, consigue cumplir su deseo de ser escritora, saliendo de la pobreza en ello, y Maid acaba prácticamente convertirda en una novela de la no-ideología.




lunes, 25 de agosto de 2025

Rosalía de Castro: CANTARES GALLEGOS

Creo que me lo encontré
en un rastro o en
una casa de empeños.

Cantares gallegos lo publicó la escritora ídem Rosalía de Castro en 1863, y marcó la instauración del Día de las Letras Gallegas el primer centenario de la primera edición.

Airiños, airiños aires me lo encontré por primera vez, casi seguro, cuando era pibe, leyendo una historieta de Julio Álvarez Cao. A medida que iba ídem el libro me decía que me lo iba a volver a encontrar por fuerza, y sí, en la página 133 está.

Un poemario con los ojos puestos en el pueblo: En sus placeres y pesares, en sus individualidades y agrupaciones, en sus días y noches. Muy vitalista, empático, dulce, triste y sensual.

La lejanía y la memoria imposibilitan llegar al nirvana si está la rebelión de por medio. Rosalía de Castro no cree en la resignación.

PD) Aquí se puede escuchar esta reseña.

sábado, 23 de agosto de 2025

Omero: ILIADE

Me lo compré en Amazon.

Con mi valiente B2 de italiano a cuestas, me leí la traducción al ídem de La Ilíada de Maria Grazia Ciani. 

Y ya está, acá no es donde aparece el caballo de Troya, puedo asegurarlo.

Los héroes, monos con navajas casi todos, se matan entre ellos como si no hubiera un mañana después de 9 años de guerra. La piedad casi no existe, los dioses parecen salidos del universo de The Boys, o viceversa. Imposible que no hayan shippeado a Patroclo con Aquiles, y Héctor es el más humano de todos, su gentileza y empatía con niños y mujeres, su valor a pesar del miedo que a veces lo domina lo hacen el gigante moral de la historia. Con el destino en contra.

lunes, 28 de abril de 2025

Releyendo Quarto de despejo, de Carolina Maria de Jesús

Me lo trajeron de Brasil.

Hace un tiempo empecé a estudiar portugués, y Quarto de despejo es el primer libro en ese idioma que he leído. Me lo trajeron de Brasil hace unos meses, y le tenía ganas. Es la segunda vez que lo leo, aunque quizás lo haya leído tres veces (dos en español, en la edición argentina).

Tengo prestada mi traducción al español, pero cuando me lo devuelvan seguramente voy a comparar alguna cosa con otra.

Carolina Maria de Jesus, nacida en 1914, era una mujer negra y madre soltera de tres hijos, que vivía en una favela. Escribía un diario, entre otras cosas, que acabó siendo publicado en 1960. Se vendieron cientos de miles de ejemplares de su libro, en varios idiomas, y parece ser que casi todo el dinero se lo quedaron los hijos de puta de los editores, que son los mismos que señalan con el dedo a quien comete el pecado mortal de autopublicar en Amazon o en otro lugar, los hijos de puta.

La autora, como Emilio Salgari y tantos otros escritores, murió prácticamente en la indigencia después de llenar de oro a sus editores.

El diario de Carolina Maria de Jesus te deja sin aliento. Es repetitivo como la vida de quien tiene que levantarse todos los días antes del alba para ir a buscar agua pisando barro. Es luminoso cuando la belleza arrebata la pluma de la autora. 

Hay cosas que uno las lee una vez y se quedan para siempre. Que el hambre es amarillo, que su hija Vera llora cuando no tiene zapatos. Es un libro imprescindible.

martes, 18 de marzo de 2025

Estoy leyendo los cuentos de Onetti y de Germán Rozenmacher

Estoy leyendo lentamente cuentos de los dos, y son dos caras de la misma moneda, de alguna manera. Onetti va a piñón fijo, convencido locamente de lo que hace, y Rozenmacher es más dubitativo, más observador del mundo que lo rodea y atento de sus lectores, menos sabio, seguramente, como escritor, pero no por eso sin su intuición. Todavía voy por los primeros cuentos de ambos. El Onetti de sus primeros cuentos me agota rápidamente; de Rozenmacher me molestan cosas como dónde pone los adjetivos, pero la lectura es más ágil. 

viernes, 7 de febrero de 2025

Martín Caamaño: PÁLIDO REFLEJO

Me fascina esa capacidad inorgánica que tienen los posmos de buena cuna para enojarse de forma inorgánica, conscientemente injustificada, y descargar los frutos de su enfado sobre los hombros de quien tienen delante, sobre todo si están en una posición subalterna.

Uno de los personajes, cuando se entera de que ha muerto su padre, se enfada con la barba del doctor que se lo comunica. Después, tiene que controlar el fastidio ante los pésames que recibe. En otra historia, de otro autor, los empleados de una funeraria deben soportar los insultos de quien ha quedado huérfano por, básicamente, dirigirle la palabra. Y podría seguir con los ejemplos, si ahora mismo me acordara de más.

Los posmos gastamos pólvora en chimangos, diseminados y en franca expansión. Los escritores posmos lo saben, porque si hay algo que un posmo tiene es autoconsciencia, aparte de simulacros, texto, silencio, cartografías, piel, escritura y simulacros otra vez, por las dudas.



sábado, 11 de enero de 2025

John Boyne: TODAS LAS PIEZAS ROTAS

No sé si voy a leer esta novela de John Boyne. Por lo que parece ser, y creo que lo leí en la contratapa un día que lo tuve en las manos en un supermercado, es la historia de la hermana del protagonista, que después de mucha agua pasando bajo el puente se ha arrepentido de haber sido una niña nazi. Uf. No sé. Los personajes que fueron malos y se arrepienten y se vuelven buenos, no sé. Me cuesta creérmelos, y me cuesta perdonarlos. Sobre todo si han sido malos con compromiso político, esbirros del régimen, esas cosas. 

Creo que, muchas veces, estos cambios metidos a los personajes no son más que frivolidad de los creadores en complicidad con la frivolidad de los lectores o espectadores. Por ejemplo, Daniel Salazar, el siniestro y entrañable extorturador entrenado por la CIA para la represión en El Salvador. Yo, los exrepresores que conozco, son como los hijos de puta que siguieron desapareciendo gente acabada la dictadura en la Argentina, o como este otro hijo de puta, insultando y amenazando sin la más mínima vergüenza. Esto es lo que pasa en el mundo real, por lo que hay que ser muy frívolo para inventarse un Daniel Salazar más imposible que el más imposible de los personajes que un escritor posmo podría inventar. Entonces con la hermanita esta, qué pocas ganas tengo de ver cómo ha cambiado, de empatizar con ella y todo eso.