sábado, 21 de octubre de 2017

Geronimo Stilton: EL LLIBRE I LA ROSA

Lo regalaba una seño.
Yo sé que hay libritos de Geronimo Stilton de todas las formas, colores, tamaños y olores, que no sabores. El que me ocupa, El llibre i la rosa, es una edición pequeñita, en catalán, supuestamente traducido de un ignoto original italiano, Il libro e la rosa, que no parece que haya sido nunca publicado en italiano previamente, porque el único que he podido encontrar del mismo nombre parece cualquier cosa menos un libro para niños.

En fin.

El llibre i la rosa seguramente es obra de un escritor o grupo de escritores en la sombra, eso que antes se llamaba negro literario. Es decir, Geronimo Stilton funciona como una franquicia en la que los verdaderos creadores son invisibles, y que sólo reconoce el trabajo del traductor, David Nel·lo, y la idea original (?) de la creadora del personaje, Elisabetta Dami, es decir, sólo y aparentemente de las firmas que puedan prestigiar al producto.

A mí, que estoy leyendo No logo por estas épocas, esas prácticas me están volviendo a dar bastante asco, porque son una muestra más de que toooooooooooodo el poder lo quieren las corporaciones, y sin piedad alguna.

Y sí, yo con estas cosas me doy manija.

***

Dejando de lado al libro como objeto de consumo, y centrándome en su calidad lecturable (lo siento, pero para mí lecturable es un significante vacío de esos), ¿qué me pasa con El llibre i la rosa?:

1) Lo he leído por el mismo motivo que leí Harry Potter (no me gustó nada) o Dragon Ball (bueh...): si les gusta a mis hijos, vamos a ver de qué se trata.

2 A) ¿Me gustó? Maso. El libro fue un éxito de ventas en Cataluña.

3) ¿De qué va la historia? Geronimo Stilton es un ratón periodista que viaja a Barcelona o Ratalona, "la ciudad más alegre del mundo" (¡?) con su familia, y tiene que dar un discurso en ocasión de la celebración de la Diada de Sant Jordi (la gente se regala libros y rosas en esa fecha). Sucede un romance y una aventura.

4) Entonces, qué, ¿vale la pena? Yo tengo el prejuicio de que no puede haber métodos malos para incentivar la lectura en niños y adultos si éstos, sencillamente, funcionan.

Si a un hijo mío le gustara leer los vomitivos rejuntados de palabras de los sobrecitos de azúcar, que los lea. Y si hay que conseguirle sobrecitos de azúcar, se le consiguen. Una vez que se descubre que a uno la lectura le gusta, el cielo es la frontera, y ya habrá tiempo para oscurecer el paladar si es que hace falta eso, claro. Que le pregunten a Guy Montag, si no.

¿Qué es lo que engancha de Geronimo Stilton? Ni idea, pero supongo que las pinceladas de fino humor que hay por aquí y por allá, funcionan. A mí, por ejemplo, el uso de roedor/a como sinónimo de persona y de chico/a, me gustaba, y era de esas cosas satisfactorias que esperaba con impaciencia a medida que pasaban las páginas.

Se me ocurre, también, que el sistemático resaltado de algunas palabras con caracteres de fantasía también funciona. Y aparte construye un vínculo de amor entre la palabra y el lector, la palabra se transforma casi casi en un objeto de deseo fetichista, y eso no puede ser malo.

En el caso de mi traducción catalana, algunas de las palabras resaltadas las leí por primera vez en sus páginas. Por ejemplo:
, que significa encaprichado pero también enamorado. Y, desde luego, no necesité acudir al diccionario para dejarme envolver por sus múltiples resonancias significantes. Una bonita forma de adquirir nuevo vocabulario, desde luego.

A mi hija, por lo pronto, no parece que la esté enganchando. El típico preciosismo en la elección de la palabra perfecta que voy viendo en los libritos para niños en catalán no se fructifican frente a mis hijos en sonrisas perfectas, porque la falta de inteligibilidad, a mi parecer, entorpece la constancia de la mirada. Es un tema de equilibrio, según lo veo yo.

2 B) ¿Volvería a leer otro libro de la saga? No veo por qué no, pero a condición de que los encuentre en otro idioma que no sea castellano.

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