miércoles, 12 de julio de 2023

Juana Dolores: BIJUTERIA

Me lo compré en Amazon.

No sé cómo llegué a esta entrevista a Sam Abrams, creo que enlazada en un grupo de Facebook, y me llamó la atención que el crítico se definiera, de segunda mano, como un viejo de mierda por una no bien ponderada Juana Romero, que no conocía. ¿Qué significa ponderar bien? Puede ser irónico o no. La última vez que un personaje público en España habló de ponderar a alguien, si no recuerdo mal, fue el jerarca fascista Manuel Fraga, sosteniendo que había que colgar a los independentistas. Y todo fueron risas, por supuesto, porque a los fachas en España siempre se les ha dejado ejercer impunemente la violencia en dictadura o democracia, entonces que sean impunes también por llamar a la violencia política ni cotiza. Si hubiera igualdad ante la ley, el PP debería ser ilegalizado también por este llamamiento al terrorismo de Fraga. Pero bueno. Democracia plena.

Entonces rebusqué un poco, y descubrí que es la escritora de esta entrevista. En la Argentina la realización y el entrevistador hubieran hecho todo lo posible para destrozarla, ridiculizarla. Me maravilló la compostura del entrevistador. No mucho las risitas, pero bueno, fueron su única muestra de nerviosismo, sin contar cuando se puso hablar de la barriga propia. Estuve bastante de acuerdo, también, con todo lo que decía la poeta durante la entrevista. Y qué valiente, exponiéndose así en la picadora de carne. 

Me sorprende que le hayan dado un premio a un texto así escrito, con la vista puesta tan lejos de las letras catalanas y con tan pocas palabras de las que ir a buscar en el diccionario para los que tenemos un C1 de valenciano. Una buena noticia, independientemente de otras consideraciones. 

Leyendo

Leí Bijuteria como he leído hace tanto y hace tan poco a Alejandra Pizarnik. La misma urgencia me encontraba, el mismo retorcimiento de las frases. Una exposición de hechos, sentimientos, sensaciones, en forma de ametralladora, esto es lo que hay desde el principio, sin respiro, queriendo ya, sin saberlo o sabiendo lo que quiero. Las obsesiones son diferentes, también los leitmotivs e intertextualidades, pero hay un desgarramiento compartido en una y otra. 
Me lo compré en Amazon, y me llegó de un día para el otro. Este verano, si me da un respiro la obsesión por la literatura griega y por Cormac Mccarthy, que ya veremos, tengo ganas de acabar de leer el Tirant lo Blanc, que lo dejé a medias hace muchos años, que ya es hora.

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