sábado, 24 de diciembre de 2016

Friedrich Nietzsche: SOBRE VERDAD Y MENTIRA EN SENTIDO EXTRAMORAL

¿Cómo conseguí este libro?
No recuerdo bien.
Creo que estaba junto a un contenedor de papel.
Leí un par de veces, la última hace unos años, Sobre verdad y mentira en sentido extramoral, un opúsculo de Nietzsche. Más de lo mismo, que yo recuerde: qué cínico este Nietzsche, qué mal bicho. Más de lo mismo: "nada es verdad" + "lo que yo diga es la verdad".

Como siempre, pues, y como parecería ser lo más eficiente que podía hacer Nietzsche, es decir, un librito conteniendo una teoría que se refuta a sí misma.

Refuta Nietzsche todo el conocimiento científico y filosófico con la estratagema de tomarla contra lo último, contra el último peldaño, y pretender que ese último peldaño de una escalera trabajosamente construida durante siglos por innumerables personas no es más que un castillo en el aire. Recurso fácil: borronear los peldaños precedentes, enturbiarlo todo, focalizar toda la atención en el último peldaño, sustraer el árbol del bosque, y ya está.

Nietzsche afirma que es imposible llegar a describir la realidad pero, inmediatamente después, afirma que todas y cada una de las descripciones de la realidad son erróneas, incluso a pesar de que ha afirmado que no se puede saber nada sobre la realidad. ¿Entonces cómo está tan seguro de que, más no sea por casualidad, ninguna de esas descripciones es correcta? A Nietzsche sólo le interesa el convencimiento.

Nietzsche se encabrita cuando alguien dice que existe la hoja en vez de las hojas, todas diferentes y únicas y cambiantes, pero después se permite teorizar categóricamente acerca de la percepción del mosquito. Y así todo.

Para ser un filósofo tan obsesionado con la verdad, Nietzsche era todo un mentiroso...

sábado, 17 de diciembre de 2016

Eduard Ramírez: LA CIUTAT ÉS AMABLE (...PER A UNS POLLETS, PER A ALTRES UNA FERA...) (y un poco también de L'USDEFRUIT ENCARA)

Precalentamiento


Frutos del trapicheo.
Yo, al contrario que la prologuista de La ciutat és amable, Anna Montero, huyo de todo lo añadido al texto del autor antes de acometer la lectura de un libro. De los prólogos, y sin que sea nada personal, como de la peste; e incluso de los epígrafes, que ya me vale. Después sí, lo leo todo, hasta el colofón y eso que escriben en las solapas, Dios nos pille confesados.

Supongo que la mía es una forma tan buena como cualquier otra de estirar la lectura de un libro antes de que se acabe aunque ya se acabó.

Primer tiempo

El autor escribe desde unos lugares que son ya parecidos a los míos, después de tanta vuelta. Es algo así como catártico leer la vuelta de la playa manejando en patas y esas cosas, acá lejos y hace tiempo.

Entretiempo

Sus versos con las manos en los bolsillos se me antojan ligados a una lejana lectura y por cuenta ajena de la poesía maldita de un poeta francés que, entre otras cosas y tangencialmente a lo que nos ocupa, estaba como una cabra. Vaya uno a saber.

Ser un Eduard Ramírez será, quién sabe, asumirse mestizo. No es ser un Eduard Ramírez Comeig ni un Eduard Comeig. La vida implica tomar decisiones, las decisiones implican riesgos.

¿La autopista puede ser un no-lugar? Ni sí ni no, seguramente, sino todo lo contrario, por supuesto. ¿Quién puede llorar en una gran superficie sin que, antes o después, lo inviten a retirarse? El disfrute, aunque provisional, es obligatorio.

Segundo tiempo

La ciutat és amable es un poemario que se me antoja intimista, reconcentrado, ligado a la realidad y a la vez testimonio de un voluntario acto de creación sobre ésta.

Que contar la realidad suele ser crearla lo saben bien los dueños de periódicos, por lo que también es alentador cuando desde otros puestos del uso de la palabra hay quienes se empoderan en ella. Si es cierto que "No hay mundo/si nuestros ojos/no se abren cada día",1 no es menos cierto, pues, que ese "espejismo de turistas/que somos/del asfalto"2 no nos reduce a ser la sombra de una sombra, una impune víctima de un país visitado, de un no-lugar que tolera el exceso cobrándoselo con el timo.

Si somos "espejismo de turistas" o es que no somos nada, como mucho una herramienta, o bien somos toda una persona, aunque parezca lo contrario. Del otro lado lo tienen claro: "No nos podemos sentir seguros cuando/el lenguaje toca la corneta:/tururú, tururú, tururú",3 y que aparezcan las fuerzas del orden.

Prensa deportiva

1 Las traducciones son mías: "No hi ha món/si els nostres ulls/no s'obrin cada dia." (18).
2 "miratge de turistes/que som/de l'asfalt." (16).
3 "No ens podem sentir estalvis quan/el llenguatge toca la corneta:/tururut, tururut, tururut." (28).

sábado, 10 de diciembre de 2016

Jorge Luis Borges: "EL SUR"

De las Obras completas, que no
selectas, de Borges.
Una oferta de lanzamiento.
Quiera Dios que no
me esté buscando la
ruina con esta foto...
Estoy leyendo muy pausadamente Los dones literarios de Borges, una colección de ensayos con yapa de un profesor mexicano, Rafael Olea Franco, especializado entre otras cosas en la obra del argentino. Es bajo el influjo de estos escritos que estoy releyendo algunos de los cuentos y poesías de Borges. Con especial delectación, y porque venía a cuento, "El sur", ese que narra la historia del pobre tipo arrojado a un duelo a cuchillo del que es casi imposible que salga vivo.

Aquello de los ríos de tinta es una metáfora mala si hablamos de hablar de Borges. Cada nueva reflexión escrita sobre "El sur" no puede ser más que una adición homeopática al estuario de tintas que se viene conformando, ya, en torno a este cuento.

Yo, desde que me lo explicaron allá lejos y hace tiempo, creo discípulamente que un cuento siempre cuenta dos historias —Piglia— como en Dios mismo. Pero "El sur" tiene acaso su aleph de lecturas diferentes, muchas de ellas memorables, qué duda cabe, pero en todo caso tantas que sólo un Ireneo Funes podría tenerlas presentes a todas. En el remoto caso de que hubiera un hombre cuyo tiempo en la tierra permitiera acometer tanta lectura, tanta y tan borgeana biblioteca babeliana...

Ur, Dió...

¿Cómo entran sólo dos historias dentro de incontables lecturas? Me gusta que Piglia le de el mango de la sartén al autor, pero no parece prudente contabilizar dos historias frente a la enésima lectura.

Cuando leo que Dahlmann empuña con firmeza el cuchillo, que acaso no sabrá manejar, y sale a la llanura, ¿qué historia me están contando? ¿Cómo se construyó ese cuento, a partir de esa solitaria y maravillosa frase final, ya formada, o a partir de otra cosa, quizás la intuición o convicción de ese final pero todavía en la nebulosa? ¿Por qué Borges me tiene que explicar nada sobre el cambio de tiempo verbal de la última oración y párrafo, tan brutal la primera vez que se lo lee como en todas las siguientes? ¿Cómo me pueden convencer de que todo lo anterior que me ha contado Borges no es sino un añadido a esa frase final, que todo está unido por la más invisible y chirriante de las bisagras?

sábado, 3 de diciembre de 2016

José Mañas: HISTORIAS DEL KRONEN



Historias del Kronen, de José Mañas:
sexo, droga, rocanrol y violencia
embadurnados en la fría demencia
de Carlos, prota e iberiansaico.

Novela dialogal, que va a saco,
que se lee bien, en dos o tres días.

Noventera. Mucho. Daniel Becerra

desopilantes. En fin, es lo que hay:


Si no recuerdo mal,
lo encontré en un rastro.
Lo regalé, pero si
lo encuentro otra vez lo
voy a volver a comprar.