domingo, 24 de marzo de 2019

Autobombo: PERSONALS

Estuve trabajando un tiempo en este poemario. Lo presenté a algunos concursos, y no pasó nada. Y dudo mucho que vaya a pasar nada, por lo que, sintiéndolo mucho, lo publico en Amazon. Y después gloria.

La imagen de la portada la encontré bastante después de escribir mi librito. Un ángel tocando una pandereta. Apropiado.

Mi librito se puede comprar tanto en papel como en digital. Si lo compran ustedes, muchísimas gracias hasta las lágrimas, qué duda cabe. Y si me ayudan a difundir mi librito, también.
Éstos son dos de los poemas que integran mi librito.
Si hacen click en la imagen lo
van a poder leer sin problemas.

domingo, 10 de marzo de 2019

Carlos Giménez: TODO PARACUELLOS

Me lo regaló un amigo.
Si no recuerdo mal, estas historietas las descubrí siendo un niño en las páginas de Superhum®, de Ediciones de la Urraca. Su autor, Carlos Giménez, fue víctima de la típica práctica de represalia contra los niños que los que a la postre formarían el Partido Popular realizaban con delectación: era un interno de los campos de concentración para niños del Hogar Social, un lugar de tortura, desaparición y muerte con el que la Iglesia española se forraba.

¿Por qué los proto peperos disfrutaban tanto torturando y asesinando niños? Porque había un hijo de puta, el Vallejo Nájera ese, que tenía una teoría por la cual había un dizque gen rojo y los hijos debían pagar por los padres y los padres por los hijos, independientemente de lo que dijera la Biblia. Aparte, era contagioso. Pero no siempre, por lo que las hijas de puta que quisieran, podían quedarse con los hijos de los rojos, que para eso había un entramado legal que lo permitía. Con la complicidad enriquecedora pecuniariamente de la Iglesia, por supuesto. Quien diga que la única iglesia que ilumina es la que arde, se equivoca: el oro manchado de sangre relumbra bien bonito, también.

Las historias unitarias reunidas en Paracuellos son una lectura acongojante. Después, si uno está interesado en informarse, ve que se quedaban cortas, como puede comprobarlo viendo este documental o leyendo esta tesis doctoral, por ejemplo.

Paracuellos es un hito de la historieta en castellano y de la historieta mundial. Si uno es o ha sido un apasionado de ésta, como es mi caso, es una lectura imprescindible. Es de esa clase de obras que uno puede tirarle por la cabeza a cualquiera de esos que emiten el típico comentario desdeñoso, como cuando se hace lo propio con ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? como proyectil inteligente contra desdeñadores de la CF, por ejemplo. No sobran en ninguna biblioteca.

domingo, 3 de marzo de 2019

Françoise Sagan: BONJOUR TRISTESSE (y un poco de CIERTA SONRISA)

Ni idea de dónde me lo encontré.
Me recuerdo a mí mismo leyendo esta novela siendo bastante joven, en un viaje en autobús, olvidándome el libro en el asiento al final del trayecto, lamentándolo mucho. Era un ejemplar de la biblioteca familiar, diferente al que conservo actualmente en la mía. Me la volví a encontrar hace unos años, en algún rastro, y me la traje a casa. Y hace poco, una versión en francés, que es la que estoy leyendo. Era imposible no enamorarse de Cécile, su protagonista, como no dejar de hacer lo propio con las Anna Karenina, las Emma Bovary o, qué joder, las Laura Muntanyola, siendo lector adolescente. Ahora, no sé.

Había sido una lectura apasionante e incrédula. No podía creer que me gustara tanto lo que estaba leyendo. Y, qué duda cabe, eso de que su autora tuviera 18 años al momento de escribirla, envidia negra. En casa me hablaron con cierto desdén de la novela y de su autora, pero el librito ahí estaba, en la biblioteca.

Buenos días, tristeza cuenta distintas historias de amor o de caprichos bastante turbias, de una perversidad volátil y etérea. Voluntades ferreas y leves que chocan, que no necesitan lavar los platos y, por ello, bastante despiadadas y con mucho tiempo para ello. La protagonista es consciente de lo que pasa, a su manera, pero no todo lo expone, se guarda alguna cosa aquí, alguna cosa allá. Está bien construida la novela, y acá la explican bastante bien.

Cécile, qué duda cabe, es una niñata consentida que, al momento de los hechos relatados, gusta o no puede evitar manejar a quienes le rodean a su antojo, utilizarlos de una manera vil, y después asquearse de ellos o de sí misma. El final tremebundo es como un castigo que recibe, que la hace cruzar una línea que es definitiva, y que la destruye. Antes de eso, aún tenía escapatoria, pero la autora le cierra las puertas a la redención. Sólo deja de ella un cadáver atravesado por la culpa.

Éste creo que me lo encontré en un rastro
hace unos años, pero a saber...
Hace unos años intenté leer Cierta sonrisa, y no pude con ella. No sé por qué, pero a mí me pasa con no sé cuántos autores franceses que sólo puedo leer un libro que salga de su pluma. En fin...