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lunes, 4 de enero de 2021

Jack London: THE CALL OF THE WILD y LA LLAMADA DE LO SALVAJE

A mí Jack London siempre me ha gustado. Es de esos autores que uno lee cuando toca leer a Salgari, Verne o Wells, me parece a mí, pero creo que lo agarré un poco más mayor. 

En el cole donde trabajo estamos haciendo eso que se llama "tertulias dialógicas", y me tocó leer una versión adaptada de The Call of the Wild con alumnos de 4.º de Primaria. Mientras tanto, y hasta hace unas horas, en realidad, he ido leyendo la versión original y una traducción integral al español que aún no he acabado.

La versión adaptada, editada por almadraba, no está nada mal. Evidentemente se deja algunas cosas en el tintero, pero el resultado no deja de ser un libro potente que posibilitó el debate.

La edición que me conseguí en Amazon, bastante lamentable. Por suerte el texto es integral, pero la factura es totalmente amateur. 

Me ha costado bastante leer la versión en inglés, dejando de lado temas de edición. No controlaba nada bien el vocabulario, básicamente, ni determinados giros que, me parece, son medio anticuados y que me dificultaron bastante la comprensión.

Buck es un protagonista que hace cosas buenas y malas. Eso dispara el debate, en una tertulia dialógica. Es un perro que lo roban de su casa y se lo llevan a Alaska, a trabajar tirando un trineo. Sobrevive y se hace fuerte porque aprende de sus errores, hasta convertirse en una máquina de matar de buen corazón. Y sí. Es Jack London. 

A mí me encanta Jack London.

PD) Si querés apoyarme económicamente, podés hacerlo en Patreon.

 

 

sábado, 12 de diciembre de 2020

Aitor Sánchez: MI DIETA COJEA

Mi dieta cojea es un ensayo sobre alimentación que se puede leer en un par de horas y está muy bien. Hay cosas como que un Actimel es un yogurt azucarado muy caro, o sea que me encantó. 

Aitor Sánchez, piensa más o menos lo mismo que yo, pero con datos. Nos cuenta cómo nos la meten doblada, nos toman el pelo y nos manipulan todos los hijos de puta que fabrican y venden alimentos, algo que ya sabemos pero que está bien que nos lo digan bien explicado. 

Yo me enteré de cosas que no sabía, y volví a reflexionar sobre otras cosas que había dejado en la bolsa de las cosas sobre las que no me gustaba reflexionar. Porque la comida no sólo es alimentarse, sino salud, cultura y ética.

Ahora me la van a seguir metiendo doblada, pero al menos voy a poder hacerme un poquito más de mala sangre cuando lo hagan. Y esquivar a hijos de puta con más gracia y reflejos que antes.

Absolutamente recomendable. 

miércoles, 10 de octubre de 2018

Josep Porcar: NECTARI

Me lo encontré en un
rastro de València.
Nectari es un poemario en valenciano del escritor Josep Porcar, de extensa obra. Se me antoja bastante más amable que las cosas que estuve leyendo últimamente, aunque el autor no escatima en imágenes duras (ángeles muertos y sin manos, hormigas y no el hombre como medida de todas las cosas, etc.). Supongo que será cuestión del tratamiento.

El libro se estructura en tres secciones relativamente simétricas en extensión: Unitats de desmesura, Anteres y Sàmares, aparte de un poquitín de paratexto allá al final, incluido una pequeña nota sobre el autor de Alexandre Navarro.

A mí me gustaron cosas como "(...) pesques/l'or naufragat", "El rastre del silenci/on les formigues deixen més respostes/que el silenci" o "(...) tots els àngels moren/sense mans".

sábado, 19 de agosto de 2017

Manel Marí: TAVERNÀRIES

Me lo regalaron :)
Tavernàries cierra una trilogía, mi periplo lector con este poeta en catalán nacido en Ibiza. Por ahora, claro está, porque a Manel Marí hay que seguir leyéndolo.

Este poemario, el último que publicó el autor de momento, recibió el Premi València Alfons el Magnànim de Poesia de 2016, y acaba de ser editado por Bromera.

Diez años pasaron ya, a ojo de buen cubero, desde El tàlem hasta Tavernàries. Hay un cambio de registro y muchas cosas que cambian, es claro. Si es cierto que hay tantas lecturas como lectores, no es menos cierto que los ojos pretenden demostrarle a uno que las cosas han cambiado de la forma que uno cree que deberían haber cambiado y forzando la máquina, cuando como en este caso.

O sea: yo quiero leer un poeta más en paz consigo mismo y menos seguro de sus enfados, un poeta menos confiado y desafiante, un poeta más sabio y más persuadido de que sólo sabe que no sabe nada. Eso es lo que presupongo que leeré después de diez años, y se me circulariza la mollera, el profeta que llevo dentro de las entrañas se desespera en afán masturbatorio (pugna por autocumplirse, digamos).

Después de dos párrafos de prudente Captatio benevolentiae creo que puedo volver, entonces y ya, a la pregunta inicial: ¿Qué cosas han cambiado? Por lo pronto, aparece un guiño a los lectores propios que resuena como un bombazo cuando el poeta nos dice:
que més enllà del ventre nominal de la mare
tenim poques certeses, tret de les voluntàries
—aquelles que ens convenen per pura sanitat,
com l'absència dels déus, que vés tu a saber si...,
com que no hi ha un infern, que pensa que si no...—,


(que más allá del vientre nominal de la madre/tenemos pocas certezas, fuera de las voluntarias/—aquellas que nos convienen por pura sanidad,/como la ausencia de los dioses, que andá a saber si...,/como que no hay un infierno, que pensá un poco si no...—,).

Y sí, las certezas se van un poco más al carajo, la duda se abre camino incluso entre la blasfemia, y el lector sabido de qué va el asunto no puede menos que agradecer la enorme humorada autoparódica.

Tavernàries trae como novedad, pues, unas cuantas cosas, al menos en relación a No pas jo y a El tàlem:
  • El tono es mucho más amable, quizás más relajado. 
  • El gusto por la metáfora asfixiante ha desaparecido, y ha dejado paso a una sonrisa punzante pero acogedora. 
  • Hay mucha rima, mucha canción y mucho (bendito) soneto en Tavernàries, y sólo falta que los cantautores se pongan las pilas y empiecen a musicalizarlos, que ya se están tardando. 
  • Hay mucha oda a las cosas que verdaderamente le gustan al poeta, y menos diatriba.
Siempre es una aventura leer el paso de los años en un escritor. 

sábado, 8 de abril de 2017

Bruna Generoso: ABSTRACCIONES I CERTESES

Me lo regalaron.
Mi lectura de la Divina Comedia seguramente será empática para muchos: el Infierno está buenísimo; el Purgatorio maso y/o olvidable; el Cielo no hay quién lo aguante, de aburrido.

***

Las Abstraccions se me llenaron de Post-its y de subrayados en resaltador azul y rosa, que son los que tenía a mano durante, mientras que las Certeses se me quedaron prácticamente vacías de reflexion o de goce.

Sí que detecté un diminuendo en las Certeses del viva la (nuestra) vida hacia una coda piano (piano si va lontano) de todo concluye al fin, que acaba siendo lo que siempre ha sido, esto es, una certeza tan implacable como que el amor es eterno mientras dura, que después del Aniversari llega el Cim (la Cima) y, no hace falta decirlo, que luego hay que bajar, un "caure del podi" ("caerse del podio") como el anteriormente dicho. Bajar a la vida real y a la muerte.

Y es que es cierto que "el temps se'n riu de nosaltres,/ens fem grans." ("el tiempo se ríe de nosotros,/nos hacemos grandes"), a pesar de "[no saber] res de les hores perdudes/ni de la incertesa dels dies" ("[no saber] nada de las horas perdidas/ni de la incerteza de los días")..

Las Certeses son un si me das a elegir, me quedo contigo contundente, contrastante impugnación a la mirada hacia adentro y hacia afuera junto a todo lo demás de las Abstraccions. La poeta centra su mirada, pues, en un nosotrosjuntossomosestamosaquíhaciendo para el que todo eso demás no tiene cabida.


***

En las Abstraccions hay sustancia. Más sustancia (en todo caso, quién lo hubiera dicho, la certeza en la abstracción, ¿el gigante con pies de barro?, la sustancia efímera...). A despecho de lo que anuncia el prologuista, no es en esta primera parte donde pueden encontrarse "redundancias", sino en las "homogeneidades" de la segunda.

¿Y por qué se llama Abstraccions una sección que trata nada menos que de la muerte, de visitas a Urgencias, de vueltas a lugares del pasado? No sé. A mí me da que tiene que ver con esa obsesión con la lengua la palabra el significante el significado la semantitis la semantosis el palimpsesto del silencio la incomunicación la traición del lenguaje etcétera que tienen los que estudian la carrera que se llama Filología en España y Letras en la Argentina.

A lo mejor es eso. Qué se yo. A saber.

Para mí, que desde la época que era un adolescente posmo todo en esta vida, en un punto, puedo reducirlo a la categoría de "forma como cualquier otra de hacerse una paja mental", esa obsesión la veo como una paja mental como cualquier otra. Pero mi criterio..., en fin, maldita adolescencia noventera. No soy objetivo y existen grises, incluso en este tema los habrá.

Pero no estoy personalizando. Lo que hay es lo que hay, y hay obsesiones que van pasando de generación en generación. Si me preguntan, contestaré que yo no creo que quien dice "Apunten, fuego", pongamos por caso, esté preocupado por si el lenguaje lo traicionará.


Lo cierto es que la muerte es real en las Abstraccions. No es sobreentendida, mucho menos abstracta: le toca a caracoles, a pájaros, a un abuelo:

* El pájaro "(...) quan fa fred se'n va,/però torna sempre que pot". "(...) i, al final/mor, si pot, sense que ningú el mati" ("cuando hace frío se va,/pero vuelve siempre que puede". "(...) y, al final/muere, si puede, sin que nadie lo mate"). Bonito, ¿verdad?

* El pobre caracol "Voldria arrencar el vol,/però no pot (...)", "La seva mort/és la pluja escadussera/a l'hort" ("Querría arrancar el vuelo,/pero no puede (...)", "Su muerte/es la lluvia sobrante y suelta/en la huerta"). ¿Su muerte es una lluvia "que sobra, que queda [solta] o que no fa joc ni forma part d'un conjunt"? ¿O la lluvia es la lluvia, es eso y eso es lo que lo ha matado? Yo creo que lo primero.

* Del abuelo lo primero que cuenta es su muerte natural en el primer verso, un ahogado alivio que no puede decirlo después de ninguna otra cosa.

Después sí, el desequilibrio frente al mar, mirándolo, rodeada de blanda arena que lo lame, luchando para que su pequeña huella vuelva, que recorra su sendero solo de pena y silencio.

"Igual que un poema,/escrit en llapis/ [i que] pot esborrar-se" se fue el abuelo, tranquilamente. La poeta añora la "moltíssima calma" que le daba. Y yo, que ya sueño mil veces las mismas cosas, que las contemplo sabiamente, comparto la mirada desde el lugar del abuelo, no de la nieta. Me llena de vértigo y de envidia, es el sosiego que me gustaría despertar a mí cuando me toque. Que ya me valdría.

***

Me quedé al final sin tener ni idea de por qué se llama Abstraccions la primera mitad del poemario, por si hacía falta recalcarlo. Tenía la esperanza de que el cerebro se me activara durante el acto de escritura. Eso es lo que le pasa a la gente inteligente. Pero no es/fue el caso.

¿Tendrá algo que ver con que la vida es sueño, con que el amor [es] constante más allá de la muerte? Quizás.

Está claro, de todos modos, que tampoco podía llamarse Incerteses, porque madre mía si se llamaba así, y no sólo a nivel estilístico: Incerteses i certeses echaba para atrás a cualquiera, y el libro ganó un premio.

sábado, 17 de diciembre de 2016

Eduard Ramírez: LA CIUTAT ÉS AMABLE (...PER A UNS POLLETS, PER A ALTRES UNA FERA...) (y un poco también de L'USDEFRUIT ENCARA)

Precalentamiento


Frutos del trapicheo.
Yo, al contrario que la prologuista de La ciutat és amable, Anna Montero, huyo de todo lo añadido al texto del autor antes de acometer la lectura de un libro. De los prólogos, y sin que sea nada personal, como de la peste; e incluso de los epígrafes, que ya me vale. Después sí, lo leo todo, hasta el colofón y eso que escriben en las solapas, Dios nos pille confesados.

Supongo que la mía es una forma tan buena como cualquier otra de estirar la lectura de un libro antes de que se acabe aunque ya se acabó.

Primer tiempo

El autor escribe desde unos lugares que son ya parecidos a los míos, después de tanta vuelta. Es algo así como catártico leer la vuelta de la playa manejando en patas y esas cosas, acá lejos y hace tiempo.

Entretiempo

Sus versos con las manos en los bolsillos se me antojan ligados a una lejana lectura y por cuenta ajena de la poesía maldita de un poeta francés que, entre otras cosas y tangencialmente a lo que nos ocupa, estaba como una cabra. Vaya uno a saber.

Ser un Eduard Ramírez será, quién sabe, asumirse mestizo. No es ser un Eduard Ramírez Comeig ni un Eduard Comeig. La vida implica tomar decisiones, las decisiones implican riesgos.

¿La autopista puede ser un no-lugar? Ni sí ni no, seguramente, sino todo lo contrario, por supuesto. ¿Quién puede llorar en una gran superficie sin que, antes o después, lo inviten a retirarse? El disfrute, aunque provisional, es obligatorio.

Segundo tiempo

La ciutat és amable es un poemario que se me antoja intimista, reconcentrado, ligado a la realidad y a la vez testimonio de un voluntario acto de creación sobre ésta.

Que contar la realidad suele ser crearla lo saben bien los dueños de periódicos, por lo que también es alentador cuando desde otros puestos del uso de la palabra hay quienes se empoderan en ella. Si es cierto que "No hay mundo/si nuestros ojos/no se abren cada día",1 no es menos cierto, pues, que ese "espejismo de turistas/que somos/del asfalto"2 no nos reduce a ser la sombra de una sombra, una impune víctima de un país visitado, de un no-lugar que tolera el exceso cobrándoselo con el timo.

Si somos "espejismo de turistas" o es que no somos nada, como mucho una herramienta, o bien somos toda una persona, aunque parezca lo contrario. Del otro lado lo tienen claro: "No nos podemos sentir seguros cuando/el lenguaje toca la corneta:/tururú, tururú, tururú",3 y que aparezcan las fuerzas del orden.

Prensa deportiva

1 Las traducciones son mías: "No hi ha món/si els nostres ulls/no s'obrin cada dia." (18).
2 "miratge de turistes/que som/de l'asfalt." (16).
3 "No ens podem sentir estalvis quan/el llenguatge toca la corneta:/tururut, tururut, tururut." (28).

sábado, 19 de noviembre de 2016

Ignacio Sánchez-Cuenca Rodríguez: LA DESFACHATEZ INTELECTUAL. ESCRITORES E INTELECTUALES ANTE LA POLÍTICA

De una biblioteca.
La que he leído es la 6.º edición,
todas de 2016. 

Por lo pronto,
yo soy el tercero
que lo ha pedido, ya.

Introducción,


Estás sentado en un sillón rojo, bastante antiguo pero nada maltrecho: lo han construido en cuero y madera. Afuera suenan los truenos. Estás en peligro aunque eso no lo sabés. Te ofrecen una pastilla roja y otra azul. Te decidís a tomar la pastilla roja, y se abren las páginas de La desfachatez intelectual.

Has vivido tu vida en falso. Aquellos popes que te habían hablado desde el púlpito que otorga el que la palabra de ellos iba a misa te habían estado engañando. Todo es mucho más complicado y más sencillo. A partir de la falacia de autoridad te la habían estado metiendo doblada desde hacía tantos años que ya ni siquiera te dabas cuenta.

La desfachatez intelectual, pues, es un desfile de los horrores de lo más ganado de la intelectualidad ibérica.  Cita a cita la cara de asco tapa más y más la mueca de sorpresa, porque las citas son de repelús. Y es que la desfachatez intelectual se nutre en la impunidad.

Los trocitos de bellota que te habían ido escupiendo berrido tras berrido te han pringado totalmente la ropa. Es hora de ir a la tintorería: la coprolalia erudita es una máquina aceitada y aceitosa.

Nudo


El ensayo de Sánchez-Cuenca cuenta con una Introducción, tres capítulos ("La maldición del escritor", "La obsesión nacional" y "La crisis: merecíamos algo mejor"), una conclusión titulada "El ocaso de los figurones" y un índice de nombres de cinco páginas que es de agradecer. El autor es profesor de Ciencia Política y de Sociología, y suele escribir en InfoLibre y ctxt.

Ya desde la primera página nos muestra de qué va su ensayo, mostrándonos de qué van los autores que reseña. La primera cita, de un tal Jon Juaristi, exetarra devenido Juan Pérez de Arco liberal, que en ocasión de la viralización mundial de la foto del niño sirio muerto a la orilla de Europa, echa la culpa de la misma a los sirios refugiados, que no a los europeos. Aunque el cambio del protocolo de actuación en el Mediterráneo haya disparado las muertes de emigrantes. Aunque la guerra haya sido para que ricachones de Europa y Estados Unidos sean aún más ricachones. La culpa es de los sirios refugiados, porque lo han mandado al muere al niño porque saben que los europeos eso de la culpa la llevan muy mal (uy, sí, muy mal...). Incluso aunque no tengan la culpa de nada, por supuesto, que la culpa es de los sirios.

Jon Juaristi sigue escribiendo en el ABC, qué duda cabe, porque de eso va la desfachatez intelectual. La única forma de ser desfachatado es ser impune. De aquí a un tiempo, no sería extraño verlo ingresando en la RAE, su espacio de poder natural.


Un desempleado español al enterarse
de que acaba de ser
elegido para ser toreado
en una plaza.
La siguiente cita es de la misma calaña. Pertenece a otro Juan de Arco liberal, Fernando Savater. Es la famosa palabrada sobre lo que elegirían los desempleados en España, esa en la que afirma que les parecería aceptable la vida del toro bravo incluso incluido su final para solaz del respetable. Sánchez-Cuenca se pregunta que "resulta difícil afirmar qué imagen del parado pueda tener Savater", cuando parece evidente que le parecen unas mierdas humanas. Quizás no sea ocioso recordar que la última vez que se asesinaron personas en plazas de toros, banderillas incluidas y para solaz del respetable, fue durante la dictadura de Franco. En fin...

A Savater le sigue inFélix de Azúa, que afirma que Zapatero ha sido "el peor dirigente que ha soportado España desde Fernando VII". O sea, y tal como señala Sánchez-Cuenca, que ZP es peor que Franco o Primo de Rivera.

Y sí, así es todo el libro cada vez que el autor cede la palabra a sus reseñados. Da mucho asco.

Los desfachatados intelectuales gozan de la impunidad que permite haber sido etarra o insultar a los españoles tratándolos de simios que se encuentran "en los arrabales de la humanidad" (Ortega) porque esa impunidad se labra con un único peaje definitivo: todos ellos son Juanes de Arco liberales.

y Desenlace.


A despecho de la predicción del autor, al final resultó que algunos de los aludidos sí que le respondieron en sendos artículos. Jon Juaristi, básicamente, acusó a Sánchez-Cuenca de ser amigo de ETA. Qué pereza. Savater no apuntó mucho más alto, le dedicó un artículo para meterse con su mujer...

Y sí, algo decía por ahí Sánchez-Cuenca de lo mal que reciben las críticas estos tipos.