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jueves, 21 de septiembre de 2023

Ricardo Piglia: CUENTOS COMPLETOS

Creo que me lo encontré

en El Corte Inglés

a un precio razonable.


Desde hace un tiempo estoy metido hasta las patas en dos despedidas. Por un lado, escuchando sin parar versiones de "La partida", de Víctor Jara, y destrozándola con el charango y la quena. Por otro, Los Cuentos completos de Piglia, que terminó de preparar con el último aliento, básicamente.

Los veo a los que tocan "La partida", y me maravilla que la toquen tan bién y que no lloren mientras tanto. Y una sensación parecida, de un llanto entremezclado en los pulmones, es lo que a veces me pasa mientras leo los Cuentos completos, porque el tipo estaba diciendo adiós mientras preparaba el libro. 

¿Qué me pasa con Piglia? Respiración artificial me resultó insoportable. Estoy casi seguro de que no leí entero Formas breves, pero sí las Tesis sobre el cuento, que me resultaron absolutamente inspiradoras. Plata quemada no la leí, todavía, pero le tengo muchas ganas. ¿Y los Cuentos completos? No me gusta para nada el primer estilo de Piglia, la forma que construye las frases, las comas, el ritmo, las repeticiones de palabras, las rimas no evitadas, esas cosas. Sí me empieza a gustar más adelante, y cosas como las que hace el comisario Croce llegan un punto que me ganan por puntos, porque el personaje, a su manera, es entrañable. 

sábado, 7 de enero de 2017

Ricardo Piglia

Es lo que hay.
¿Qué cosas leí de Piglia? Respiración artificial, de cabo a rabo. También sus Tesis sobre el cuento. Eso seguro. Después, aquí y allá, artículos en periódicos de los que no me queda memoria. Sus Nuevas tesis sobre el cuento no sé si las leí completas, aunque sí algunos párrafos hace mucho y hace nada.

Con Piglia me pasó como con Futurama o la Cherry Coke, mi expectativa era tan grande y desesperada en mi primer contacto, que la decepción fue inevitable. Venían muy recomendados Piglia, Futurama y la Cherry Coke, y las primeras impresiones no son las únicas, pero sí las primeras. La costumbre no enamora, aunque Futurama quizás es la excepción a esa regla. La Cherry Coke se murió bien muerta. Y Piglia, el novelista, nunca me volvió a despertar ansias. Y es raro, además, porque su "Asno I" se quedó grabado en mi cerebrito como una de las mayores gozadas lectoras de mi vida, un orgasmo mental sin ASMR de por medio.

Hace unos años tenía un compi de trabajo, estudiante o titulado en filología por la Universitat de València, que estaba encandilado por Piglia y Onetti. Su gusto venía, seguramente, de las clases que había recibido de la profesora argentina Sonia Mattalia. Mi ejemplar de Respiración artificial, unas fotocopias cubiertas de anotaciones fotocopiadas de dueños anteriores, y de anotaciones mías y de otros, es uno de los tantos libros que mi amigo me regaló por esos años. Lo leí bastante rápido, pero no me resultó la fiesta que yo suponía que iba a ser.

No es perdonar ni perdonarme, pero el alarde intelectual, incluso la pedantería, sólo los soporto, entendiéndose de la única forma posible que se puede soportar algo siendo lector, es decir, como disfrute, en Cortázar y en Borges. Después no, después ya no puedo, no me sale, no se lo soporto ni a Saer, ni a Millás, ni a Vila-Matas, ni a Joyce ni a nadie. Ni a Piglia tampoco. Sobre gustos lo que hay escrito no importa tres carajos, pero es lo que hay y no tiene nada que ver, porque el gusto tiene razones que la razón no comprende.

Entonces sí, leí Respiración artificial y hubo partes que me gustaron y partes que no. Lo que sí leí con delectación y hasta hoy no me he cansado de releer son las Tesis. Me encanta su estilo sencillo, su aproximación al cuento con la lupa que da la de ser un escritor de ficción ante todo, su preocupación por la artesanía del oficio de escribir cuentos, esa cosa de escritor que aprende que respira todo el ensayo a pesar de tanta seguridad en cada frase.

Y a todo esto, me pregunto: ¿qué tal serán los cuentos de Piglia? Me parece a mí que ya va siendo hora de que los lea. Y Plata quemada, también, a pesar de que me parece casi imposible haber escrito esa novela sin haberle robado nada a Puig. Habrá que ver.