domingo, 23 de mayo de 2021

Antonio Tabucchi: SOSTIENE PEREIRA

Ni idea de cómo lo conseguí.

Sostiene Pereira es un libro estupendo, lo tenía entre mis libritos en italiano desde hace no sé cuánto tiempo, con nulas ganas de leerlo, hasta que al final me decidí a agarrarlo y lo leí con desesperación. 

El protagonista, un tipo viudo entrado en años y carnes que trabaja en un periódico durante la dictadura de Salazar en Portugal. Un tipo muy culto y muy correcto, que dice que no quiere meterse en problemas pero que al final los encuentra como si los buscara con desesperación.

Pereira vive algo así como una vida tranquila. Se encuentra con una parejita de revolucionarios, y la poca o mucha tranquilidad que tenía se va al garete. Acaba mostrando que es un valiente y quizás un héroe, después de esquivarle al asunto todo lo que puede.

¿Cómo puede leer esta novela alguien que nunca vivió una dictadura? Ni idea. Yo entiendo por ósmosis muchas cosas que mis hijos, por suerte y con suerte, nunca tendrán que entender, pero sé que mi capacidad permeable está a años luz de la que tenían mis viejos, por ejemplo, que sí tuvieron que comerse no una sino varias dictaduras, siendo adultos. Lo mío es haber sido testigo del miedo y poco más, con mi mirada de niño. Pero siento que lo fundamental no me falta para comprenderlo a Pereira, a su esquivarle con desesperación a convertirse en el clavo que sobresale y recibe el martillazo.




miércoles, 19 de mayo de 2021

Raymond Carver: ¿QUIERES HACER EL FAVOR DE CALLARTE, POR FAVOR? ¿WILL YOU PLEASE BE QUIET, PLEASE?

El de la izquierda me lo compré en IberLibro.

El de la derecha, en todocolección.

Bastante baratitos, los dos,

y eso que la edición en inglés

me la enviaron de Inglaterra,

Reino Unido, Gran Bretaña

o como mierda se llame.


Entiendo perfectamente por qué eligió o le eligieron a Carver el título del último cuento para esta colección, el primero que publicó. Es la historia de una pareja y de una infidelidad pasada de la mujer, lo que desencadena una especie de drama que, imaginamos, siempre ha estado latente. Pero es también un mecanismo de relojería que hace funcionar innumerables pares de elementos que se repiten primero como tragedia y después como comedia, como quien dice, y que seguramente hacen las delicias de los que tienen la paciencia de ponerse a enumerarlos para publicar sus listados previa revisión por pares o no. 


El cuento empieza, más o menos, con la mujer sacando, sin que venga mucho a cuento, un incidente pasado hace varios años, cuando en una noche de borrachera ella se queda a solas con un amigo de la pareja, un hito en la historia de la pareja que, como Cthulhu, no está muerto y enterrado en el olvido porque podía yacer eternamente. La mujer saca el tema, dice que no pasa nada, y después de varios tiras y afloja en los que ambos quieren pero no quieren acaba largándolo todo, aparentemente. O sea sí, que había tenido sexo esa noche con el amigo de la pareja. Queda algún detalle escabroso por resolver, y seguramente hay por ahí toneladas de estudiosos que han publicado que efectivamente pasó esto o lo otro o todo lo contrario, pero en realidad no se puede saber.

El tipo se larga de la casa, se emborracha, vive varias aventuras a cual más patéticas, y vuelve a casa derrotado y masticando epifanías. Durante su peregrinar, se ha cruzado con mujeres que dicen cosas, y cada una de ellas son un juego de espejos con lo que le ha contado su mujer. Una mujer, en la barra de un bar, anuncia que va a haber problemas; otra mujer, conversando con un tipo que la acompaña, le dice que no, que se equivoca, que no ha comprendido realmente. Y así todo el tiempo, con muchas cosas. Evidentemente, es un cuento trabajado al detalle, una animalada como las que hacía Cortázar cuando escribía cosas como "Satarsa", por ejemplo.

"¿Quieres hacer el favor de callarte, por favor?" es desolador, como tantos cuentos de Carver. Asistimos a la destrucción del protagonista y a su la vida continúa, después de momentos de felicidad absolutos que no eran más que ilusiones. Carver no tiene piedad, y yo sigo leyéndolo.

jueves, 13 de mayo de 2021

Rafa Lahuerta Yúfera: NORUEGA

Me lo compré en la París-Valencia.

Me costó un huevo.


Me he metido entre pecho y espalda las casi 400 páginas de Noruega, del escritor valenciano Rafa Lahuerta, en unas pocas semanas. Fue una fiesta lectora, algo que como lector salvaje necesitaba, después de leer tantos libros últimamente con un ojo puesto en la funcionalidad en tanto estudiante de lenguas. Un descanso y un subidón, esta seguramente imprescindible novela valenciana.

Noruega está escrita casi en su totalidad en primera persona. Es una especie de diario de fracasos y tentativas cuyo protagonista, un narrador no fiable de manual, no puede caernos peor ni despertarnos menos empatía. O sea, y esto es experiencia personal en la que el nosotros quizás esté un poco forzado, el protagonista no nos despierta la empatía ni siquiera cuando nos narra que se queda huérfano. Noruega es, también, la novela de un novelista que escribe una novela explicando que querría escribir una novela, pero que no puede escribir una novela. Tormenta perfecta de cosas que nos harían querer estar muy lejos de este libro, pero que al final funcionan, contra todo pronóstico.

***

Que sea o no una novela definitiva de Valencia, o que sea neoblavera o yo qué sé es algo que puede ser argumento de venta, pero que a mí, hoy por hoy, me deja frío. ¿Me interesaría tanto Noruega si no hubiera vivido desde 2003 en Valencia? Yo qué sé. Espero que sí, porque me encantaría que esta novela tuviera vocación universal. Merece su oportunidad, seguramente, pero mi mirada está contaminada como podría estarlo frente a una novela que me hablara de Buenos Aires, pongamos por caso. ¿Me interesaría Adán Buenosayres si no hubiera nacido en Buenos Aires? Pues yo qué sé.

¿Qué podría significar que una novela es la novela definitiva de Valencia o de cualquier otro lugar? ¿Por qué Noruega tendría que serlo? Hay diversos listados de bares, de calles, de barrios. Es evidente que le habla impiadosamente a un lector que, la ciudad, la conoce. 

El amor a la ciudad se presiente siempre, pulsa por todos lados, pero el amor produce monstruos, cuando se trata de Valencia. Uno sabe que amar a Valencia puede ser algo tenebroso y dañino.  "Rita amaba a Valencia", y por eso hizo todo el mal que hizo. Desde las antípodas el amor parece que funciona de manera parecida, aunque sin joder a la gente. Porque si la novela de Lahuerta es un canto de amor a Valencia, muy de la maté porque era mía va la cosa. 

***

¿Qué me va a quedar de Noruega, cuando el tiempo pase? Seguramente una sorpresa de que a pesar de todo lo meta y de todo lo auto, la novela me gustó. Yo diría que la novela funciona a pesar de todo eso, y eso porque está muy bien escrita. No al modo miren cuántas palabras que ustedes seguro no conocen, sino al modo escritor, de clavos, tornillos y bisagras.