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jueves, 8 de julio de 2021

Stig Dagerman: IL NOSTRO BISOGNO DI CONSOLAZIONE


Me enteré de la existencia de este escritor escuchando este podcast. Estaba buscando cosas en italiano sobre Valeria Parrella, y me apareció esta pequeña reseña sobre este librito. Me lo compré en un rapto de lujuria, la verdad, lo vi barato en Amazon y me llegó a casa en un día o dos. 

¿Interesante, Dagerman? Interesante, quizás, pero todavía me interesa. Tengo ganas de leer La serpiente, y seguramente acabaré comprándomela en italiano, que me sale más barato y mato dos pájaros de un tiro. 

El poema Attenti al cane, que abre el volumen, me pareció buenísimo. El tipo, a partir de las declaraciones de un hijo de puta que denuncia que los que reciben subsidios se permiten tener perros, a la manera de Una modesta proposición de Jonathan Swift construye su poema afirmando que sería mejor que los pobres criaran ratas o moscas. Y que a los perros, mejor matarlos a palos. O sea, imposible que no me guste.

¿El ensayo? No sé. Creo que no me gustó. Empieza con un "Me falta la fe y no podré nunca, entonces, ser un hombre feliz". A mí, desde 2021, habiendo contemplado mil veces las mismas cosas y contemplándolas sabiamente, una afirmación semejante me parece terriblemente infantil. El tipo escribió esto en 1952, se comió la Segunda Guerra Mundial, eran otras épocas, el pesimismo parecía ineludible como el aire para respirar. No sé. 


Aquí hay versiones en castellano tanto del ensayo como del poema. La editorial, Iperborea.

viernes, 17 de enero de 2020

Releyendo cosas: (Franz Kafka: LA METAMORFOSI; Ernst Hemingway: THE OLD MAN AND THE SEA)

Más que releyendo, escuchando. Cuando conduzco de casa al trabajo y del trabajo a casa, o cuando estoy en el gimnasio. La Metamorfosis, en italiano; El viejo y el mar, primero en italiano y después en inglés. Cosas que se hacen cuando se estudia lenguas en ese lugar maravilloso llamado Escuela Oficial de Idiomas.

Se escuchan en dos horas, más o menos, ambos libros. Supongo que se leen en un par de horas o así, también. Hace años los leí traducidos al español. Creo que el de Hemingway una sola vez, y el de Kafka un par. Estaba pensando también en las novelitas de Exupéry, mientras pensaba en estas dos novelas. Especialmente, en Piloto de guerra. Los tipos saben bien cómo escribir una novela corta a partir de premisas que dan para escribir pocas páginas, quizás un cuento, pero que se alarga hasta superar las 100 páginas. Idas y vueltas del pasado al presente, reflexiones de los protagonistas, digresiones que van viniendo a cuento, esas cosas.

Yo estoy en un momento de mi vida que sueño las cosas mil veces, que las contemplo sabiamente, y eso me sirve a la hora de releer los clásicos. Qué llenos están de simbología y de disparadores de la reflexión, las cosas que escribían estos tipos.

Tengo que volver a leerlos en español, hay cosas que se me escaparon.

Me volvieron loco, por ejemplo, los huéspedes de La Metamorfosis. Me volvió loco también el repetido propósito de no olvidarse de comer del Viejo, esto último que es algo que no se entiende cuando se es joven y la muerte lisa y llana no existe.

¿Tiene un narrador no fiable, La Metamorfosis? Si admitimos que Gregorio Samsa no se convirtió en un insecto sino que se volvió loco, pues seguramente. Y el padre, mamita querida, impiadoso y arrojándole manzanas a su hijo y desgraciándolo con ello, cualquier semejanza con el buen Señor, mera coincidencia.

Me parece que voy a estar escuchando una y otra vez estas dos novelitas durante días o semanas, estas semanas.