lunes, 7 de septiembre de 2020

¿Leopardi vs. Montale?

Esta semana tengo que examinarme del B1 de italiano, entonces no he tenido mejor idea que dedicar las últimas semanas a leer cosas para mí medio indescifrables, como los Canti de Leopardi u Ossi di seppia de Montale. Les tenía ganas, a ambos libros.

De Leopardi, me llamó la atención "L'infinito" De Montale, "Forse un matino andando in un'aria di vetro":

No sé los demás, pero yo veo un diálogo entre estos dos poemas. Leopardi se figura el infinito más adelante. Montale, el vacío y la nada detrás suyo. Y digo yo que el infinito y la nada son como dos caras de a misma moneda. Tanto como pueden serlo las paralelas que se cortan en el infinito por obra y gracia y de nada de los puntos sin dimensión y, por qué no, las sepias como animal de compañía.

Para mí Montale quiere refutar a Leopardi. Y con malos modos, además. Leopardi es todo dulzura y agradecimiento. Los obstáculos de la vista son el trampolín que necesita para imaginarse ese infinito delante suyo, esa eternidad que él sabe que lo sobrepasan pero que no lo aterrorizan. Montale sí se aterroriza por ese vacío, por esa nada que dice que podrá descubrir a su espalda y que lo convence de que todo es un paripé. Pero él continuará su marcha, sabiendo guardar el secreto, dejando esa verdad que pretende haber descubierto bien cubierta detrás de su espalda.

Es curioso que Leopardi está solo en su poema, mientras que Montale está acompañado. Cualquiera diría que debería ser exactamente al revés.

A mí, si me preguntan, me quedo con este Leopardi. A la hora de ponerse a imaginar lo inaprensible, Leopardi no pierde la esperanza ni pretende convencerme de que nada tiene sentido en esta vida. No es irracional, su confianza no parece haber sido manchada por la irracionalidad. 

Lo que no me explico es cómo el Leopardi seducido por el infinito estaba, también, tan convencido de la nada. Como si fueran dos Leopardis. Pero bueno, creer o reventar.