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jueves, 20 de junio de 2024

Philip K. Dick: Do androids dream of electric sheep?

No recuerdo cómo lo conseguí
La primera ve que leí esta novela tendría más de 15 y menos de 20, en español, y ahora, a los 50, la acabo de leer en inglés. Cómo funciona la memoria, me acordaba de tantísimas cosas apenas vueltas a leerlas. La tortura de la araña, el sapo eléctrico, la estupidez de los brillantes androides, etcétera.

Después de esta novela leí, creo que completa, El hombre del castillo, y ahí sí que casi no me enteré de nada. Y eso, si no me acuerdo mal, y si dejo de lado las adaptaciones para las pantallas, es lo último que hice con Dick, hasta hoy.

Creo que Do androids es una buena lectura antes o después de The Road y, quizás, de Leave the world behind, que todavía no leí, pero le tengo muchas ganas a pesar de la banda sonora for dummies de la adaptación de Netflix. Novelas en las que hay un apocalipsis y un estado de cosas nunca terminados de explicar, todo muy angustioso e irreparable. 

miércoles, 3 de julio de 2019

Herbert Marcuse: LA AGRESIVIDAD EN LA SOCIEDAD AVANZADA

Creo que me lo encontré en una librería de Russafa.
De este librito sólo leí el artículo que le da nombre al volumen. Marcuse toma de las fuentes de Freud, al que parece tratar como a un filósofo, para teorizar acerca del funcionamiento de la sociedad capitalista, y que todo giraría en torno al deseo de autodestrucción, que parecería imprescindible e inevitable para que el mundo (capitalista) siga girando. Este deseo de autodestrucción individual sería el que permitiría pues eso, sujetar al sujeto y esas cosas, hacer que viva su estado de alienación como una vida plena.

Está claro que hay que leer a Marcuse y a toda la peña de la escuela de Frankfurt. A veces es más fácil, a veces es más difícil, pero siempre te disparar la reflexión, porque siempre apuntan alto.

sábado, 28 de abril de 2018

Rimas de Bécquer

Me lo encontré
en una casa de empeños.
Costaba 60 centavos.
Las Rimas empiezan con hojas en las tormentas y con contemplaciones de los abismos, entonces da un poco de miedo seguir leyendo, pero en seguida el poeta parece que aludiendo a esas tormentas y abismos estuviera desembarazándose de viejos ropajes. Y es de agradecer, además de ser la clave, seguramente, por la que las Rimas están a otro nivel.

Al final termina uno admirando a Bécquer, leyendo su poemario. Al Bécquer poeta, quiero decir, aquél que supo tan bien ir encajando poemas hasta construir una sólida biografía de sí mismo en tanto tipo que crece y cambia perdiéndolo todo en el camino. Varias veces me descubrí a mí mismo diciendo que sí con la cabeza, musitándole a Bécquer que sí, que sí que sabías componer maravillosamente bien un poemario, hacer que las piezas encajen.

¿Lo que dice? Y, a veces estás de acuerdo, a veces no. Lo que comenta Cano, en fin...