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Me lo compré en una de las tantas bancarelle de Via Po, en Turín. Costaba un euro. |
No puedo decir que no sé qué pensar acerca de
Un uso qualunque di te, porque sé que me despierta varios sentimientos esta novela. Por un lado, sé que está bastante, bastante bien escrita, y que está llena de cosas muy bonitas que a mí me gustan mucho. Cosas como que "
La città mi dorme sopre", "
mi sentivo come si fossi fatta di plastica" o "'
Io mi chiamo Angela come le brave bambine'
e scoppiò a ridere, fermando per un secondo il tempo" que a mí me gustan mucho. Tiene también un más que convincente manejo de los saltos temporales para ir contando la historia de a poco, y un uso del punto de vista del narrador detallista e intencionado, y que sabe qué fibras tocar en el momento justo.
La historia, sin espoilear demasiado aunque bastante, como es inevitable, trata de una pareja y su hija, que debe recibir un transplante de un familiar en forma urgente y se descubre que el padre no era el padre que era un cornuto, palabra cara a los italianos si las hay. Después y antes pasan las cosas que pasan, que no las cuento.
Un uso qualunque di te fue un éxito de ventas, en Italia. Si me preguntan por qué, quizás haya influenciado el hecho de que asume valores de la sociedad sin cuestionarlos ni un poquito así, y eso funciona. La protagonista es, a su manera, una mujer rebelde. Y ya sabemos qué es lo que pasa con las mujeres rebeldes si protagonizan un libro, ¿verdad? Pues eso. Pero ahí no acaba la cosa. El "padre" de la hija, cuando se entera de que sólo lo es entre comillas, intenta estrangular a la protagonista delante de medio hospital. Y no pasa un carajo. Nadie llama a la policía, nadie se lo lleva, nadie lo revienta a patadas. Nada. Incluso le permiten quedarse a solas con su mujer, a las pocas páginas, lo que le permite explicarle a su mujer que todavía tiene ganas de matarla, pero que no lo hace porque es su decisión no hacerlo, nada más. Y para la protagonista, no hay mejor padre para su hija que el entrecomillado, que acaba la novela convertido en un abnegado héroe, el mejor padre y hombre del mundo, y redimido a su manera porque, en realidad, todavía quiere y añora a la protagonista sacrificada por su hija.
Yo no sé qué debates generó Un uso qualunque di te en Italia. Tampoco sé qué opina la autora de sus personajes ni de los valores que transmite. Pero para mí quedó claro que la violencia machista, en su novela, funciona como un asunto personal en el que nadie puede meterse, y que casi con toda seguridad es uno de los motivos del éxito de esta novela.