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lunes, 23 de julio de 2018

Pascual Serrano: TRAFICANTES DE INFORMACIÓN. LA HISTORIA OCULTA DE LOS GRUPOS DE COMUNICACIÓN ESPAÑOLES

Creo que me lo compré en Iberlibro
o Todocolección, pero a saber.
La mía, segunda edición. Un respeto.
Pascual Serrano es un periodista español que, al momento de escribir estas líneas, trabaja en eldiario.es. El tipo está especializado en medios de comunicación, es muy crítico y tiene una mala leche de lo más inspiradora.

Yo me cabreé y disfruté a partes iguales, mientras leía Traficantes de información. El entramado gangrenoso entre poder y medios que te tira por la cabeza durante algo más de 300 páginas no es vivificante, precisamente. Pero eso sí, y vaya si se agradece, la escritura es ágil, nada petulante y llena de fuentes que justifican lo que dice. Como tiene que ser, si me preguntan.

Me lo compré después de verlo, no sé cuándo ni dónde, a Pablo Iglesias recomendándolo de forma muy efusiva. A partir de su lectura, me compré dos libros más, que todavía no leí: Los amos de la información en España, de Enrique Bustamante, y Cómo se fabrican las noticias, de Manuel López. No me quedé bien de cuerpo, y decidí darme un tiempo antes de seguir interesándome en el tema, es por eso que aún los tengo durmiendo en la biblioteca.

"Los grandes grupos se parecen cada vez más en sus estrategias y en su visión ideológica del mundo, por fuerza de su integración en el gran capital", nos pone sobre aviso Bustamante, su prologuista. Y desde el primer párrafo del primer capítulo Serrano ya nos deja bien clarito en qué se traduce esto: Brote de legionela en Murcia cuya responsabilidad era de El Corte Inglés, silencio de los medios locales. "El Corte Inglés es uno de los principales anunciantes de España", y la noticia se encapsula. Eso significa ideología, porque "lo de la libertad de expresión acaba cuando aparece el dinero y los nombres propios".

El libro se estructura a partir de los grandes grupos mediáticos, a los que dedica capítulos respectivos. Grupos mediáticos que se enfrentan y se potencian dependiendo de los intereses que los unen en conflictos y alianzas sin solución de continuidad, porque la pasta es la pasta. Y es por eso que el periodista señala lo complicado que es acceder a la sencilla información de quién carajo es el dueño de cada medio, porque precisamente los que trabajan informando se ponen opacos a la hora de informar quién carajo son. Incluso la mafia italiana está metida en el ajo, por no hablar de bancos de la lista Falciani, fondos buitre y demás. No están para preguntarle al espejito quién es el más bonito.

Los pósits que fui añadiendo hace tiempo me recuerdan que me interesó que Berlusconi tuviera sus manitas metidas en El Mundo y en Mediaset; que Prisa y Telefónica van de la manita; El el ABC y Las Provincias comparten algo más que las letras de molde; que ese casi campo de concentración que es Colombia no sale en los medios españoles porque allá a los medios españoles, fundamentalmente a Prisa, los tratan extraordinariamente bien; que Prisa apoyó el golpe de estado en Venezuela; que un directivo italiano de Telecinco, Marcello Dell'Utri, aparte de tener probadas conexiones con la mafia era un admirador confeso de Mussolini. Esas cosas. Un festival de mierda que nos cae en la cabeza, mientras nos dicen que llueve. Porque "desde que se inventó la imprenta, la libertad de prensa es la voluntad del dueño de la imprenta".






domingo, 18 de febrero de 2018

VV.AA: Cuerpo de Maestros. Educación Musical. Temario

Quizás lo compré directamente a la editorial Mad.
Quizás lo compré en Casa del Libro. O vaya uno a saber.
Lo que sí sé es que me costó un huevo.
A mi manera, quiero bastante a este libro, a este manual. No puedo decir "a mi muy especial manera", porque mi amor se nutre del viejo te amo, te odio, dame más que guía tantas de nuestras decisiones.

Este temario es de los pocos libros que tengo subrayados y anotados del principio al final, a lo largo de sus más de 700 páginas. A pesar de que nunca he sido consecuente con mi propósito de leerme un tema al día (desde) ahora y (hasta) en la hora de mi muerte (o de aprobar con plaza la oposición, lo que suceda antes), lo cierto es que ya lo leí más de una y más de dos veces.

Yo miro mi Temario, lo observo, le cuento las manchas de café, las páginas pegadas con cinta adhesiva y de prisa (ya que salía tan caro podría haber sido encuadernado con hilo, en vez de con pegamento y arreando...), las arrugas, roces y roturas, y me hace acordar al tremendo y trajinadísimo diccionario ¿Oxford? que un muchacho (que "conocí" viendo un documental) usaba para preparar sus participaciones en los concursos de deletreo a los que los anglófonos son tan aficionados. Y muchas veces es bueno leer y releer mi Temario, porque se me olvidan cosas que me las refresca, y vuelvo a reflexionar y a encajar piezas.

Es bastante evidente que mi Temario fue escrito muy, muy rápido. Muy de prisa, o sea. Eso se nota aquí y allá, en frases que no están todo lo bien que podrían estar, en repeticiones de cosas que no hace falta repetirlas, en algunos tópicos apelados como si de salvavidas se tratara, en citas bibliográficas a la que te criaste. Pero qué paliza inalcanzable parir semejante tocho. Ya sé que hay gente que si se le da por escribir setecientas páginas le sale un Ulysses, es claro, pero mis respetos.

Obviamente, a la LOMCE ni está, ni se la espera en mi Temario de 2010. Ni qué hablar del decreto de Currículo de la Comunitat Valenciana ni el resto del entramado legal pedagógico de la terreta. Es un contratiempo, pero me obliga a leer con las antenas paradas.

Ahora salieron versiones adaptadas a la nueva normativa. Es lo que hay.

domingo, 17 de septiembre de 2017

Frederic Sentandreu Gallego: MAD. DESTRUCCIÓ MÚTUA ASSEGURADA

Creo que lo encontré en
una casa de empeños.
Leí esta novela hace unos años, ya. Conocía al autor por haber cursado con él, junto a muchos otros docentes, un curso preparatorio de Conselleria para sacarme una especie de C2 de valenciano que me habilitaría para solicitar la certificación como Mestre de Valencià.

Yo, si encuentro el libro de una persona que conozco, lo compro. Y después lo leo.

La novela, literatura juvenil para la ESO o el Bachillerato, tiene como protagonistas a una madre y una hija, argentinas, que emigran a Valencia. Del padre, fallecido, hereda un "pobre valencià, ple d'espardenyades" (de barbarismos castellanos, básicamente) que "estava recuperant a marxes forçades".

Creo que ésta es la única novela del autor, aunque seguramente habrá publicado trabajos relacionados con la Gramática del valenciano. Yo, que soy un argentino afincado en Valencia, no podía dejar de leerla con muchísima curiosidad. Pero bueno, es una primera novela de un escritor, y en este caso eso se nota.

Creo que el libro tiene sus momentos. La historia que narra es la de una hija y la madre que no se llevan nada bien, y el recuerdo del padre pesa espantosamente en el ánimo de la chica, y eso está bien transmitido. Pero también creo que tiene bastantes problemas de estilo y de continuidad, además de algunas vacilaciones en relación a los personajes.

Que la protagonista sea una chica argentina parece deberse sólo a que las mayores probabilidades de que una inmigrante latinoamericana tuviera antepasados valencianos era con los argentinos, porque esa faceta formadora de su personalidad no está explotada, no le otorga casi peculariedad alguna más allá de su condición de emigrada. Esto, claramente, es una elección del autor, y no hay nada que objetarle.

Hasta tal punto llega la poca relevancia de los orígenes argentinos, porteños, de la protagonista, que sobre el final se produce una escena que es lo que verdaderamente se me quedó grabado de la novela: "començà a ploure a bots i barrals, com només plou a València". Yo, que soy un argentino emigrado en Valencia, puedo decir que cuando cae la famosa "gota freda" es uno de los momentos en que más genuinamente me olvido de que estoy a tantos kilómetros de casa. Porque la gota freda, en Buenos Aires, se llama Sudestada. Suele haber una al año, y caen soretes de punta durante dos semanas, a veces más.

Y aquí llegamos al asunto de la reproducción, de lo verosímil, de lo plausible, del realismo literario, el efecto de realidad, y demás cosas y etcéteras.

¿Por qué el autor destroza cualquier efecto de realidad, al menos, a los ojos de un lector argentino? ¿Importa eso? Quizás lo hizo porque no se documentó lo suficiente a la hora de escribir la novela, quizás lo hizo porque le dio igual, porque la escena así quedaba bien y así se quedó. Vaya uno a saber. Es como los tipos que salen volando en el cine cuando les disparan, todos sabemos que así no funciona, pero así queda bonito y nos gusta, o nos gustaba antes de que vinieran a contarnos que así no funciona.

Yo, si hubiera otra oportunidad, leería una nueva novela de Sentandreu. Creo que aún le falta mucho, o le faltaba cuando escribió MAD, pero que puede dar mucho más de sí.

sábado, 11 de febrero de 2017

Pau Sif: VIATGER QUE S'EXTRAVIA

Me lo regalaron también:

Si usted regala
poesía no muere
ningún gatito...

Intro


Viatger que s'extravia, me parece a mí, tiene una lógica interna que va más allá de las "cruilles abandonades" (encrucijadas abandonadas) y que permite "[buscar] l'entrellat" (descifrarlo).

Efectivamente, hay ideas y puntos de vista que se van reiterando, y que tienen que ver con los viajes y la pérdida, con los encuentros y desencuentros, con lo innecesario de la palabra o su calidad predictible. Y el encuentro con los lugares, su presente tirano, el propio encuentro de uno mismo y su cadaunal circunstancia. El punto culminante de este propio encontrarse es, en mi opinión, cuando el poeta, aunque sin explicitarlo y concediéndose algo así como una postrera liberación, se acepta turista, es decir, transitador del no lugar más inefable de todos.


1


Me descubro leyendo poemarios como cuando leo una novela. Leo lo que me cuentan, quiero que el personaje evolucione y le pasen y haga cosas. O sea, mi expectativa es la misma que con Bildungsroman en mano. Para decirlo de alguna manera. Y supongo que la coincidencia entre el sujeto lírico y la persona del poeta ayuda mucho a buscar eso. Llamame loco, pero ¿qué puedo pedirle, pues, a alguien que cuenta su propia historia, que escriture cómo ha cambiado, mejorado, madurado, aceptado, abandonado, perdido, ganado (por qué no) o algo por el estilo?


De un tiempo a esta parte han sido muchos quienes aspiran a analizarlo todo como si fuera un texto. Las cosas y los casos se pueden leer. Como si fueran un texto: la moda como un texto, una red social como un texto, una ciudad como un texto. Y así. Yo aspiro a leer un poemario como si fuera una novela. Tan equivocado no puedo estar, más no sea por una cuestión de vecindades.


2

Presuroso fui a buscar a YouTube versiones recitadas de "Propietats de l'Ikea", una parodia del poema de Estellés "Assumiràs la veu (voz) d'un poble". Uf. No sé. No me sorprendió encontrarme más de un video, porque el poema tiene vocación multitudinaria a pesar de todo y de todos, pero ninguna me gustó demasiado. No me imagino que el público no supiera qué intertextualidad paródica había ahí (hola, postmodernidad), pero no me parece que hubiera demasiada conexión con el susodicho soberano. Si ese poema no funciona como una fiesta, no parece que pueda funcionar de otra manera.

Yo entré una sola vez a un Ikea y, a partir de ese día, odio con toda mi alma todos y cada uno de los Ikeas y la seua filosofía. Entrá y perdete ahí es la puta filosofía de Ikea. No salgas, no salgas, que algo comprarás, que comprarás más de la cuenta, que comprarás más de lo que querías comprar. Yo no compré nada. Caminé media hora o más con un par de cosas en la mano que después descubrí que tenía que dejar en cualquier lado y volver como pudiera al no lugar donde lo había agarrado y, ahí sí, anotar con un lapicito de mierda que para lo único que parece servir es para tentarte a romper el séptimo mandamiento un jodido código que tenía que enseñar a la cajera: y fue una liberación, un hasta aquí hemos llegado y podíamos llegar.

Entonces, no sé cuánto cuesta armar un mueble de Ikea. Sé lo que cuesta armar los muebles de Conforama, por ejemplo, y tampoco es para tanto. Y son mucho más sencillos de comprar: entrás, lo metés en un carrito y en una media horita ya estás afuera. No hay color. Y después llegás a tu casa y lo armás. Cuesta más o menos tiempo, pero lo armás. Seguir las instrucciones es la mejor opción. Y no suelen faltar piezas. Aunque una vez sí. Me compré un mueble al que le faltaba un tornillo (más de uno, pero así no tiene gracia), y no hubo mayor problema: agarré el frasco de tornillos y encontré los que le faltaban a mi mueble lunático.

3 y/o conclusión


Acá tendría que haber algo más a modo de conclusión o como tema nuevo, por lo que tendría que haber una sección 4, pero ya no se me ocurre nada.

Se aceptan sugerencias. Y donaciones: me encanta que me regalen libros de poesía,

los cuales leo
presuroso, dos o más
veces y ansioso.

sábado, 4 de febrero de 2017

Isabel Garcia Canet: L'OS DE LA MÚSICA

Me lo regalaron.

1


Si me han preguntado si me gusta la ópera, he contestado que soy un escuchador de arias. Con la poesía me pasa algo parecido, soy un lector de antologías, no de poemarios. Que yo recuerde, en mi vida he visto una ópera de cabo a rabo y de una sentada, pero algunos poemarios sí que he leído, ya, aunque me entero de poco.

¿Por dónde va tu coherencia? me pregunto ante los poemarios. Antes o después de preguntarme ¿acá qué carajo está diciendo? Busco leit motivs, repeticiones y ampliaciones, ampliaciones y consecuencias. Esas cosas y, desesperadamente, cosas bonitas.

Entonces los primeros seis poemas sin subtítulo que abren el poemario se me antojan un buen aviso a navegantes, me dicen por dónde van los tiros. Anoto palabras sueltas que, mira por dónde, me quedan como un poemita:



No parece casual que el primer autor citado en los numerosos epígrafes sea Nietzsche. La desconfianza en la palabra es patente desde el primer verso que recuerda, mirándose desde la piedra (la quietud y la continuación por cuenta ajena hacia algún lugar), la ansiedad nutritiva que la palabra le producía:

Sempre he volgut llegir harmonies ocultes,
interpretar els gestos dels pensaments ja morts,
cercar l'indret més senzill per al mot
i alimentar-me d'ell com l'embrió dins l'úter.

(...)

m'han colpejat el cos tots els girs del trajecte;

(...)

Ara sóc la darrera pedra del camí
la que s'esmola lenta i espera una altra pedra.1

El aliento posmoderno se abre camino, pues. El simulacro al que se entrega la poeta en Ofrena, último de la serie introductoria, cierra un desconcertado círculo de desconsuelo ante la palabra que ya es sentida inútil, tramposa y risible:

(...)
amors breus de butxaca,
de paper i bolígraf,
(...)
amagant-nos pels estrets carrerons
ens perdrem de nou a força de paraules.

Hem traït la nostra raó
i som a l'escenari del Princesa:
ara, inventem el públic,
(...)
Cridaré l'apuntador si no hi véns
i que em dicte la part que et correspon.2

El camino se ha transformado ya en círculos de silencio encadenados, en estrechos callejones en los que esconderse y perderse a fuerza de palabras. Las piedras no forman camino sino memoria o fondo del mar. El estómago es llenado con la vista de las cosas y no con las palabras, y el útero ha mutado en "niu fora de l'arbre" (nido fuera del árbol) y "ou perenne" (huevo perenne) y frío.

Finalmente, desde la quietud de un escenario y de las palabras, el camino será vagabundear y migrar, sacrificada. Si se llega a algún lugar, es al exilio. A un lugar de exilio, es decir, a más y definitiva quietud.

2


No me estalló en la cara con más virulencia el planteamiento de "Destiuejos a la ciutat blava" ("Desveraneos en la ciudad azul", es decir, blavera) porque ya le había pegado un vistazo al índice antes de llegar a ésta.

Las incertezas acerca de la lengua se esfuman cuando la lengua es la materna. Las incertezas la rodean, la atenazan, la amenazan y la expulsan. Pero la lengua es la casa, la casa, ahora sí, una casa de la que te quieren sacar los que vendrán de afuera. El contraste no puede ser más brutal entre la actitud hacia la lengua y, de nuevo, hacia la lengua. Hasta tal punto lo es, que ambas actitudes las siento excluyentes, en pugna por convertir a la otra en entelequia.

(¿O es que, quizás, me estoy confundiendo entre palabra y lengua y estoy metiendo en el mismo saco cosas que no tienen que ser mezcladas?

Lo que está claro es que, en sus múltiples entonaciones, la lengua no está dicha en los poemas introductorios. La palabra sí: leída, representada, dicha, nutritiva, repetida, traicionera, con mal aliento o silenciosa. La poeta reserva a la lengua hasta bien adelante, a la vuelta de un viaje circular que la ha regresado a un lugar expropiado y extraño y en el que no hay cabida. Un lugar en el que el exilio se queda con ella y en el barrio).

¿Cuándo desaparece la incerteza ante la lengua? La lengua deja de ser una trampa cuando es identidad. Entonces la incerteza y la trampa vienen de afuera y arrebatando un paraíso que se ha perdido, que ha quedado brotado de grúas y regatas.

Es en la tensión entre palabra y lengua, pues, en que la poeta parece tomar partido. Y la lengua sería una forma posible de palabra con cuerpo, palabras y vida, palabras que estiran.

¿O es que, quizás, hablar una lengua minorizada ni siquiera te permite desconfiar a gusto, plenamente, de la lengua que hablás? Lo que está claro es que, para la poeta, es una tarea divina "(...) rescatar els mots dels seus arrels/donant-li forma al fang",3 es decir, que sólo la identidad de las palabras puede tomar forma, corporizarse, ligarse al mundo a partir de una acotada parcela. Una tarea de dioses y de palomas escriturando el cielo. Una tarea que ha perdido por el camino a la comunicación, tarea imposible y, al mismo tiempo, irremediablemente aceptada: no por otro motivo parece ser la utilización de comillas para dudar, y por dos veces, de la palabra "jo" (yo). Si hay la necesidad de desestabilizar una palabra, por fuerza debe significar algo. ¿Y ligado al mundo?


3

Mi desesperada búsqueda de cosas bonitas me llevó a subrayar "gossos degollatas per la set" (perros degollados por la sed), "cançó de presó antiga" (canción de prisión antigua), "amb orina a les venes", "estime les paraules que m'estiren". Pero hay más cosas bonitas.

Traduciendo por si hacía falta...

1Siempre he querido leer armonías ocultas/interpretar los gestos de los pensamientos ya muertos/buscar la dirección más sencilla para la palabra/y alimentarme de ella como el embrión dentro del útero. (...) Me han golpeado el cuerpo todos los giros del trayecto; (...) Ahora soy la última piedra del camino/la que se gasta lenta y espera otra piedra.

2amores breves de bolsillo,/de papel y bolígrafo,(...) escondiéndonos por los estrechos callejones/nos perderemos de nuevo a fuerza de palabras.//Hemos traicionado nuestra razón/y estamos en el escenario del Princesa:/ahora, inventemos el público,(...)Llamaré al apuntador si no vienes/y que me dicte la parte que te corresponde.

3rescatar las palabras de sus raíces/dándole forma al barro.

PD y hidden track) Éste y otros libros me lo regaló un amigo poeta. Una ansiedad muy parecida a "mi tesoro" me embargó al tenerlo(s) por primera vez entre manos.

domingo, 4 de septiembre de 2016

Suzanne Collins: LOS JUEGOS DEL HAMBRE; Stephenie Meyer: CREPÚSCULO

LJdH, prestado de una biblioteca.
C en un libro electrónico
(aunque lo tengo en papel, en fin...).
La novela rosa siempre cuenta la misma historia: una parejita que se pelea y se arregla un montón de veces hasta que al final se arregla. Puede haber un triángulo amoroso y, si tiene muchas páginas, tanto mejor. Pero esto último no es imprescindible.

Los juegos del hambre (al menos considerada la saga entera) y Crepúsculo son sendas novelas rosas, cumplen con lo obligatorio y con lo opcional. Novela rosa de aventuras, siendo específicos. Y, siendo más específicos, de vampiros la primera y de Ciencia Ficción la segunda.

La historia de Stephenie Meyer, a su muy particular manera, está emparentada con la de Harry Potter, porque cuenta también la lucha de su protagonista por ser popular. Los juegos del hambre no, se presenta acaso más madura, seguramente porque el tema lo requiere o permite: el escenario es un mundo apenas lejano en el tiempo, una dictadura avanzada tecnológicamente. Una distopía en toda regla. No tan sabia como sus predecesoras ilustres, pero que tampoco se desmerece frente a ellas, quizás y posiblemente y sobre todo porque la dictadura que profetiza hunde sus raíces en la observación de (nuestro) presente, sociedad del espectáculo y todo eso.

Hace poco leí que los Best-Sellers, en el mercado yanqui, generalmente, tienen como protagonista una mujer que suele ser abogada o, en todo caso, una profesional brillante. Los juegos del hambre cumple también con esta condición: Katnis Everdeen es todo lo parecido a una profesional brillante que la historia puede encajar, ya que es una talentosa especialista en el arte de cazar animales y personas. Para más inri, pasa el test de Bechdel (difícil sería que no lo pasara si la protagonista es una mujer, digo yo).


Pobre Katniss Everdeen, en la saga de libros se nota mucho mejor que en la película que su destino, en un contexto en el que la revolución se come a sus hijos, es bastante parecido al de cualquier niño soldado, es decir, acabar destrozada psicológicamente, con muchos de sus valores trastocados hasta tal punto que, sin que sea una sorpresa porque es lo que toca, en las páginas finales se parece mucho más a su siniestra némesis, el presidente Snow, de lo que a ella misma le gustaría si su personalidad fuera la del principio de la historia.



Subversiva no me parece que sea demasiado la novela de Suzanne Collins (aunque, como siempre, la clave está en la lectura). Es cierto que nos cuenta una dictadura, y por lo poco que recuerdo de cuando vivía en una está bastante bien contada además, pero no sé, en este presente tan there is no alternative que vivimos no sé yo cuánta reflexión crítica moviliza este texto. Quizás llegó demasiado pronto o demasiado tarde. En todo caso, forma parte de una pequeña obsesión o moda de esta época, la de los futuros distópicos en clave de aventuras, como Elysium, Blade Runner, Resident Evil, Aeox Flux, Total Recall y tantas otras. Lo cual, bien mirado, es bastante findesiglero pero, sobre todo, es muy There is no alternative.

Un poquito de miedo...

 
Crepúsculo llegó a hastiarme, no así Los juegos del hambre. Como novela de aventuras que es, Los juegos del hambre cumple con lo que promete, aparte de que tiene una prosa mucho más sabrosa. Y se lee de una sentada. Siempre y cuando esa sentada sea un viaje en avión de doce horas...